La columna de CLIA España
Por Alfredo Serrano
Director General CLIA España
Editorial perteneciente a la revista CruisesNews nº68 – Marzo 2024
Gestión del agua: un caso de éxito
Con frecuencia, en entrevistas con medios de comunicación o cuando participo en mesas redondas, digo absolutamente convencido que la industria de cruceros “lleva años haciendo los deberes para reducir su huella medioambiental”. Si bien son numerosos los ejemplos en los que me podría apoyar para justificar esta afirmación, hoy me quiero detener en la gestión del agua, un caso de éxito; un ejemplo de cómo la industria aborda la sostenibilidad poniendo la tecnología al servicio de la operación para reducir al máximo su impacto; para generar riqueza en los territorios que visita sin consumir bienes tan preciados como los recursos hídricos.
Gracias al esfuerzo y la determinación de las navieras, la industria promueve una estrategia integral de gestión (desde su producción hasta el tratamiento de las aguas residuales); para ello, lleva tiempo adoptando tecnologías de vanguardia destinadas tanto a disminuir el consumo de agua como a fomentar su reutilización y potabilización.
A día de hoy, los buques cuentan con plantas de ósmosis inversa y evaporadores que permiten que – en algunos casos – puedan producir hasta el 90% del agua que necesitan para operar. Además, se impulsan iniciativas dirigidas a disminuir su uso como la instalación de reductores de caudal en las duchas o de inodoros de vacío, cuyo consumo se sitúa en alrededor de un litro de agua frente a los ocho de los convencionales. Igualmente, se apuesta por el uso de lavavajillas y equipos de lavandería ecológicos que ahorran y reciclan agua y, por supuesto, se llevan a cabo acciones para concienciar a tripulantes y huéspedes.
Otro capítulo importante es el de la reutilización. Por ejemplo, el agua producida por la condensación de los sistemas de aire acondicionado se emplea en los WC, la lavandería o la limpieza de la cubierta. Y es que, cada gota cuenta, máxime en un momento como el actual donde la lluvia es un bien cada vez más escaso.
Y, ¿qué sucede con el agua que ya se ha utilizado? Nuevamente la tecnología hace su magia. Cerca del 80% de los barcos de crucero – y el 100% de los que están en cartera de construcción – están equipados con sistemas de tratamientos de aguas residuales cuyos estándares son superiores a los de las plantas en tierra.
Parece evidente pensar que todas estas medidas contribuyen a reducir la dependencia de los recursos locales. Para comprobarlo empíricamente, solo hace falta poner la lupa sobre Barcelona:
En 2022, los buques de crucero se aprovisionaron de agua en menos del 30% de las escalas, una caída significativa respecto a 2017 (se realizaron aguadas en el 50% de las escalas).
Este aprovisionamiento representó el 0,09% del total del consumo de agua de la ciudad (2022).
Hablando de Barcelona, quisiera destacar el reciente acuerdo alcanzado por el Port y las navieras. Este supone que las compañías no cargarán agua en la Ciudad Condal mientras dure la fase de emergencia por sequía. Un ejemplo más de cómo la industria es sensible a las necesidades de los destinos que visita y de cómo asume su responsabilidad; de cómo se involucra en los desafíos a los que los territorios se enfrentan, aportando medidas y soluciones concretas con resultados palpables.
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