Swan Hellenic promete experiencias singulares en destinos que muchas veces ninguna otra naviera visita, así que nos embarcamos en el SH Vega para comprobarlo.
Reportaje perteneciente a la revista CruisesNews nº65 – Junio 2023
Embarcamos en Dakar en el SH Vega, un moderno y coqueto buque de tan solo 10.700 toneladas brutas con capacidad para 150 pasajeros, atendidos por 120 tripulantes. Construido en los astilleros Helsinki Shipyard Oy, se trata de la segunda nave de Swan Hellenic, que acaba de recibir también la tercera, el SH Diana, algo más grande, para completar su trio de barcos.
La compañía optó por una decoración escandinava, encargada al estudio Tillberg Design of Sweden, que le otorga un aspecto moderno y ligero, con colores suaves tanto en maderas como en textiles. No hay rastro de materiales más clásicamente relacionados con el lujo, como el mármol, las maderas oscuras, o los metales cromados. La sensación es de calidez y luminosidad, y en la calidez seguramente tengan mucho que ver las chimeneas de fuego holográfico que hay tanto en los camarotes como en el Club Lounge.
Tres son las estancias principales del SH Vega, el Observation Lounge en lo alto de proa, el Club Lounge a popa, y el Restaurante principal, ya en la cubierta 4.
El Observation Lounge es un luminoso salón para las actividades sociales. Cuenta con una pantalla LED gigante de alta definición donde cada día el equipo de expedición explica, con un resumen fotográfico, lo experimentado en las excursiones durante la mañana, y también informan sobre lo previsto para el día siguiente. Además, es escenario de conferencias enriquecedoras sobre la naturaleza o la cultura de los lugares que se visitan, e incluso de otros temas. En nuestro crucero el barman hizo una actividad para preparar martinis, el chef una actividad de cocina, y el equipo de housekeeping, enseñó a hacer figuras con toallas.
Por la noche, el Observation Lounge es el lugar ideal para tomar una copa mientras la pianista desgrana las notas de grandes éxitos del pop internacional.
En la misma cubierta, pero en popa, Club Lounge es el buffet del barco, que se usa principalmente para desayunar y comer, aunque también como cafetería a cualquier hora. Cuenta con muchas mesas para 4 personas, y es que, en un viaje de expedición con poco más de un centenar de pasajeros, es inevitable hacer amigos con los que compartir las experiencias vividas en cada destino.
El Club Lounge da acceso directo a la piscina de popa, un espacio realmente fantástico para tomar el sol y refrescarse en la piscina en nuestra ruta por las cálidas islas de la Macaronesia. La piscina está calefactada, por lo que puede llegar a usarse en latitudes más frías.
En la piscina hay un bar con grill, y definitivamente, en la última noche de crucero, vivimos uno de los mejores momentos que recordamos a bordo de un barco, cenando langosta al aire libre mientras el sol teñía de naranja la popa del barco con La Gomera bajo sus rayos.
Como el espacio en la piscina de popa es reducido, el Vega cuenta con otras dos cubiertas superiores donde tomar el sol. En la cubierta 8 hay instalaciones importantes como el gimnasio, equipado con varias bicicletas estáticas, cintas de correr, máquinas de remo, y otros equipamientos. Enfrente del gimnasio se sitúan no solo los vestuarios, sino también, una sauna con ventana que debe ser un auténtico placer usar en las regiones polares. Para los más atrevidos, justo tras la ventana, en el exterior, hay un jacuzzi.
A proa está el puente de mando que en ocasiones permanece abierto para que los pasajeros puedan visitarlo y comentar con los oficiales cualquier aspecto sobre la navegación, aunque no es necesario hacer un esfuerzo para conocer al capitán, ya que el mismo se deja ver a menudo con los huéspedes.
Y es que el trato es muy cercano tanto con el capitán como con el director de hotel y todo el staff, pues interaccionan con el pasaje continuamente.
En la cubierta 4 está el restaurante principal y la recepción, donde dos tripulantes ofrecían una bebida fresca y toallitas frías cada vez que un huésped entraba al barco tras las calurosas excursiones por Cabo Verde e Islas Canarias.
En la piscina de popa vivimos uno de los mejores momentos que recordamos a bordo de un crucero, cenando langosta al aire libre mientras el sol teñía de naranja el SH Vega con La Gomera bajo sus rayos.
El restaurante, decorado también en tonos cálidos claros, puede usarse igualmente como buffet de desayuno o comida pues cuenta con mostradores que se pueden esconder tras unos paneles de listones de madera. De noche, la luz tenue proporciona sensación de intimidad, a la que ayudan también algunas estanterías colocadas estratégicamente para crear espacios recogidos. Muchas mesas cuentan con asientos de tipo sofá, decorados con cintas de cuero que hacen un guiño a los cierres de las lujosas maletas de antaño.
En la cubierta 3 hay una interesante biblioteca, con preciosos libros sobre geografía, naturaleza y destinos turísticos, por lo que merece la pena pasarse y enriquecerse con sus imágenes e informaciones. En esta cubierta también está la sala de masajes y la lavandería autoservicio, muy útil para hacer la colada en los cruceros largos y no vernos obligados a llevar unas maletas enormes con incontables piezas de ropa.
Finalmente, en la cubierta 3 hay algo importantísimo, el Bootcamp, es decir, la sala donde uno se prepara para desembarcar y embarcar en zodiacs en aquellos destinos que no cuentan con infraestructura portuaria suficiente para que el barco pueda atracar. Dos dispensadores de agua nos servirán aquí para rellenar las botellas antes de bajar del barco, y si se trata de una de las regiones polares, aquí nos cambiaremos el calzado por botas desinfectadas que nos deja la compañía para evitar llevar en nuestros pies semillas, hongos o cualquier organismo que pueda alterar el ecosistema.
Por último, nos gustaría reseñar que, aunque el idioma oficial de la naviera es el inglés, muchos de los tripulantes de nuestro crucero hablaban español. Desde el más importante a nivel confort, el director de hotel Marcelo, a la responsable del spa, una de las recepcionistas e incluso una de las guías de expedición.
La ruta: volcanes y paisajes que ni siquiera imaginábamos
Comenzamos nuestro crucero de expedición en el SH Vega en Dakar, Senegal. Swan Hellenic proporciona una noche de hotel pre-crucero y los traslados al mismo, de forma que el viaje hasta el barco transcurra de forma previsible y bajo sus estándares. Por ello, una persona nos esperaba al aterrizar en el aeropuerto, y nos acompañó hasta el vehículo que nos llevaría al hotel.
La furgoneta no era precisamente el último grito en lujo y confort, pero es que hay que recordar que se trata de viajes de expedición en lugares remotos o subdesarrollados, así que, en ese contexto, cumplió su función y nos dejó en el, este si, maravilloso Hotel Radisson Blue de Dakar.
Pudimos visitar Dakar con una excursión y fue una experiencia mejor de lo que esperábamos. Dakar cuenta con algunos monumentos y edificaciones muy interesantes, como la enorme estatua del “Resurgir de África” que nos dejó francamente impresionados, o la Mezquita de la Divinidad. Dakar cuenta con zonas nobles que no tienen mucho que envidiar a las del sur de Europa, con edificios de oficinas modernos. Nos encantó la forma de vestir de los habitantes, los coloridos trajes tradicionales senegaleses le dan a la mujer una presencia cuidada y llamativa, y los hombres están a la altura, cuidando también su imagen.
Además de visitar un mercado local donde vimos fascinantes variedades de pescado, marisco, fruta y tubérculos, no pudimos resistir la tentación de irnos sin comprar algunos coloridos vestidos, con apasionado regateo incluido, para recordar el viaje en España.
Zarpamos de Dakar dejando atrás la infame Isla de Gorea, más conocida como Isla de los Esclavos, un enclave precioso, pero tristemente histórico pues allí tuvieron lugar, durante tres siglos, millones de deportaciones forzadas de esclavos para nutrir de mano de obra barata el desarrollo de las colonias en América.
Todas las excursiones que relataremos a continuación estaban incluidas en el precio del crucero, ofreciéndose algunas alternativas más exclusivas de pago.
El día siguiente fue de navegación, lo que nos sirvió para recuperarnos del viaje a Dakar y el agitado día de excursión y embarque. Momentos de relax excepcionales en la piscina bajo el cálido sol africano. Por la tarde, el equipo de expedición nos explicó el procedimiento y normas de seguridad para embarcar en las zodiacs al día siguiente.
Así, llegamos a Ilha do Fogo, en Cabo Verde, una isla que básicamente es un gran cono volcánico, donde el turismo no se ha desarrollado todavía. El SH Vega echó el ancla a unos centenares de metros del pequeño puerto local y embarcamos en la zodiac para vivir un divertido traslado lleno de emoción y remojones fruto del viento lateral que reinaba en aquel momento.
Varias pequeñas furgonetas (por nuestra experiencia, el estándar en África) nos llevaron al Parque Nacional de Fogo, la enorme caldera de 9 km de diámetro que corona la isla, haciendo alguna parada por el camino para ver los cultivos y paisajes locales.
La caldera que conforma el Parque Nacional de Fogo es increíble, porque en su interior está enorme Pico do Fogo, formado en la erupción de 1680, y que ha continuado activo desde entonces, con dos erupciones recientes por nuevas bocas en 1995 y 2014.
El paisaje es estremecedor, con enormes coladas del 2014 en las que no es difícil ver el techo de edificaciones absorbidas por la lava. ¿Edificaciones en la caldera cerca de un cono activo? Si, en esta caldera habitan unas 1000 personas de forma permanente, en los pueblos de Bangaeira y Portela. Es más, se cultiva la vid y se hace el vino Chã, que pudimos probar en la bodega, situada justo debajo de la impresionante pared de la caldera.
Entusiasmados con lo visto, regresamos al barco para visitar, al día siguiente, Porto Novo, en la Ilha de Santo Antao. Un moderno muelle dio cabida al SH Vega sin problema, por lo que no hubo que desembarcar en zodiac. La excursión nos llevó a la cima de la montaña, a un cráter llamado Cova de Paul, que nos dejó sin palabras. Nuevamente un espacio circular excepcional, visto desde lo alto esta vez, pero muy al contrario que el anterior, no está plagado de coladas de lava, sino que está completamente domesticado por el ser humano, con su superficie dividida en campos de cultivo, y las laderas pobladas por árboles. Un espectáculo para los ojos y para hacer fotos memorables.
Ver a pocos metros la colada del volcán Tajogaite surgido en La Palma en 2021 fue una experiencia excepcional y muy emocionante.
La excursión continuó bajando por la ladera contraria, lo que nos daría la oportunidad de ver los increíbles valles formados entre escarpadísimos acantilados, con vegetación tropical. Nos dieron ganas de quedarnos varios días para poder hacer senderismo con semejante paisaje, una experiencia que se ofrecía en una excursión opcional de pago.
Finalmente regresamos al SH Vega por la carretera costera, lo que nos dejaría otras impresionantes imágenes en la retina de acantilados cayendo sobre el mar en el Farol de Fontes.
Dos días de relax y navegación transcurrieron para llegar a las Islas Canarias, donde nuestra primera parada sería en La Palma.
Es una isla bien conocida por su belleza. En contraste con las islas de Cabo Verde, La Palma aparece con muchísima más vegetación, también con pueblos e infraestructuras más propias de occidente. Célebre también por la reciente erupción del volcán Cumbre Vieja, con su nuevo cono bautizado como volcán Tajogaite, no creíamos que la excursión incluyese la visita a esa zona, pero para nuestra sorpresa estábamos equivocados.
Tras visitar el Museo de la Seda de El Paso nos dirigimos directamente a la carretera cortada por la colada de lava y la emoción se apoderó de nosotros. Contemplar el enorme nuevo cono volcánico y la ingente devastación producida por la colada, que se extiende colina abajo durante kilómetros hasta llegar al mar, te deja sin aliento.
Una vez asimilada la reciente erupción, la excursión se dirigió a la Caldera de Taburiente, un espectacular espacio natural formado hace 2 millones de años que impresiona por su dimensión y la gran verticalidad de sus paredes, generosamente cubiertas de pino canario, formando un paisaje de ensueño.
Regresamos a Santa Cruz de la Palma, parando en el Mirador de la Concepción, precisamente en lo alto de una pequeña caldera cuyo derrame creó el espacio para fundar la ciudad. Todavía tuvimos tiempo de pasear por la preciosa Calle Real de Santa Cruz, salpicada de edificios tradicionales canarios y coloniales, de los siglos XVI y XVII. Los coloridos balcones tradicionales de madera de la Avenida Marítima fue lo último que vimos antes de regresar al SH Vega.
Al día siguiente amanecimos entrando en La Gomera. Al igual que en La Palma, el SH Vega atracó en el moderno muelle del Puerto de San Sebastián de la Gomera, y es que en España la legislación prohíbe a los buques extranjeros utilizar sus botes auxiliares para cualquier otra cosa que no sea una emergencia.
En La Gomera la excursión nos llevó al Parque Nacional de Garajonay, en lo alto de la isla, donde un húmedo bosque de laurisilva nos recibió cubierto de niebla, pero donde pudimos admirar igualmente sus arboles cubiertos de musgos y líquenes, indicadores de la gran humedad ambiental. Volviendo a San Sebastián de la Gomera paramos en el mirador de los roques, para admirar y fotografiar estos enormes peñascos que sobresalen sobre el paisaje.
Finalizamos nuestro crucero en Santa Cruz de Tenerife, con pena por terminar tan enriquecedora experiencia y declarándonos admiradores de los volcanes y sus increíbles paisajes.
Los cruceros de expedición ofrecen una experiencia muy distinta a la de los grandes cruceros. Grupos pequeños, destinos emocionantes, exclusividad y experiencias vitales para recordar siempre, sin duda, nos hemos vuelto adictos a esta forma de viajar y repetiremos.
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