Y ahora una invasión
El impacto inmediato en cruceros
Por Virginia López Valiente
Directora General de Cruises News Media Group y Editora de la revista CruisesNews
Es evidente que la situación creada por Rusia ha generado un impacto inmediato en la industria de cruceros. 24 horas después de que las fuerzas rusas entraran en Ucrania, las grandes compañías de cruceros ya sintieron los efectos tanto en las reservas como en las propias acciones de las corporaciones. Además varias compañías habían posicionado barcos en el Mar Negro, que no levanta cabeza, y obviamente tendrán que reposicionarse. Será también significativo el coste del combustible que ya se había incrementado en los últimos meses y que de forma inevitable seguirá subiendo.
Con la industria de cruceros al borde de la recuperación, en el año del despegue, después de la amenaza del COVID-19 y con la variante Omicron casi en el pasado, la invasión de Ucrania por parte de Rusia llega en el peor momento posible.
Ya en noviembre de 2014, la mayoría de las compañías de cruceros, si no todas, cancelaron su temporada en el Mar Negro en medio de la agitación del momento entre Rusia y Ucrania. Es probable que suceda lo mismo ahora. Y no es solo el Mar Negro el que sufriría un impacto significativo.
Un embargo comercial con Rusia también conlleva que los cruceros en el Báltico que incluyen escalas en San Petersburgo, estas últimas deberían cancelarse, algunos ya lo han hecho. Aunque hay muchos otros puertos en la región y Europa es un continente ciertamente grande, algunas compañías, con clientes principalmente americanos, podrían plantearse cambios de itinerarios o barcos si estos, deciden no venir a lo que considerarían un continente en guerra y esto ya si afectaría a todos los destinos, y al turismo y agencias de viajes locales. Puede que ya no sea una crisis mundial y esperemos que no se permita llegar a serlo, pero en un mundo tan globalizado, lo que pasa en una esquina del mundo afecta a todos.
No olvidemos por último que hay miles de tripulantes ucranianos a bordo de cruceros, lejos de un país atacado, el suyo, y con la incertidumbre de no saber si pueden regresar a casa o cómo se encuentran sus familias.
Para aquellos que pensábamos que los tiempos difíciles habían quedado atrás, esto es una nueva llamada de atención, aunque por otro lado, parece que nuestra nivel de espanto ha salido claramente afectado en estos dos últimos años.