Palma, 17 de agosto de 2019. La Asociación Internacional de Líneas de Crucero (CLIA) pide rigor en el análisis de su actividad, señalando que con ocurrencias diseñadas para captar la atención y que nada tienen que ver con la realidad se desinforma con fines ideológicos. CLIA recuerda que ni el estudio efectuado por la Universitat de les Illes Balears sobre la contaminación en el puerto de Palma ni el Informe de Calidad del Aire de 2017 del Govern de las Illes Balears aportan conclusiones que señalen a la actividad de los cruceros como responsable principal de la contaminación en Palma.
El director en España de CLIA, Alfredo Serrano, afirma que “siempre hemos estado abiertos al debate para mejorar la actividad de nuestro sector, y seguimos estándolo, pero pedimos que se haga con rigor y seriedad. La nuestra es una industria comprometida con el medio ambiente y con la sociedad. Por ello rechazamos un debate de brocha gorda, que se quiere hacer a base de ocurrencias que se diseñan para captar la atención pasando por encima de cualquier rigor, con las que se intenta desinformar con fines ideológicos”. Además, en referencia al comunicado de Terraferida, añade que “comparar el combustible consumido con el vertido del Prestige no tiene más objetivo que el de llamar la atención de una manera efectista, para seguir desinformando con fines ideológicos. Es como si dijeran que los coches que circulan por la isla vierten combustible en las carreteras, y no que lo consumen. Y lo mismo con los aviones… Si queremos un debate serio lo que deben hacer es aportar los estudios que respaldan sus afirmaciones y someterlos al análisis científico”. El estudio efectuado por la Universitat de les Illes Balears concluyó que “la actividad del puerto de Palma no explica por sí sola los niveles de ruido y partículas PM10 presentes en el aire” y que “por tipo de barco, solo la actividad de los ferris muestra una correlación relativamente elevada con la concentración de partículas PM10 en suspensión en el aire”.
Además de con la normativa vigente, los barcos de las compañías que forman parte de CLIA para ser miembro deben obligatoriamente implementar las políticas medioambientales de la Asociación, que superan ampliamente las exigencias regulatorias existentes. Los cruceros aplican algunas de las estrategias más avanzadas del mundo en reciclaje y reutilización. De hecho, gracias a los esfuerzos del personal de gestión de residuos de los cruceros se ha reducido la proporción de basura a eliminar por persona y ha aumentado la tasa de reciclaje en cruceros frente a la de los viajeros por tierra, e incluso la de esas mismas personas cuando están en sus casas.
Según el informe ‘Evaluation of Cruise Industry Global Environmental Practices and Performance’, elaborado por Energy and Environmental Research Associates LLC (EERA), las compañías de CLIA son las líderes en el transporte marítimo en innovación, eficiencia y desarrollo de políticas medioambientales. Según este estudio, el sector es líder en materia medioambiental gracias a medidas como el uso de combustibles limpios, el control de emisiones a la atmósfera y la política de cero descargas de aguas residuales no depuradas.
Recientemente el “AIDAnova”, que visita Palma semanalmente, ha recibido por parte de la Agencia Federal del Medio Ambiente de Alemania el premio Blue Angel –certificación alemana para productos y servicios respetuosos con el medio ambiente, que se entrega desde 1978- por su diseño ecológico. Es el primer barco de cruceros del mundo propulsado por Gas Natural Licuado (GNL), el combustible fósil más limpio del mundo.
Los 280 cruceros en operación representan menos del 1% de la flota mundial, y son con mucha diferencia los barcos más modernos y ecológicos que navegan en la actualidad. El sector lleva años invirtiendo en tecnologías como los barcos propulsados por Gas Natural Licuado (35% de los barcos en construcción), sistemas de lavados de gases de escape (60% de los barcos operativos y 50% de la cartera) que eliminan hasta un 50% de los óxidos de nitrógeno y hasta un 90% de las partículas en suspensión, o la posibilidad de utilizar una conexión eléctrica de tierra evitando tener que mantener los motores en puerto. Estas inversiones han supuesto abrir nuevos caminos para hacer más sostenible al resto del transporte marítimo. En la actualidad un barco de crucero consume hasta un 70% menos de combustible por pasajero que hace 20 años.
Finalmente, respecto al impacto económico de los cruceros en la Isla, Serrano señala que “también hemos visto con perplejidad como salen voces diciendo que no es tanto o dando su opinión sin más argumentación que impresiones o nuevamente cuestiones ideológicas. De nuevo nos gustaría recordar que existen datos al respecto, que se hizo un estudio –Universitat de les Illes Balears, Cámara de Comercio y Autoridad Portuaria- en el que entre otras conclusiones se fijó en 256 millones de euros la aportación del sector al VAB balear, y en cerca de 6.000 puesto de trabajo. Huyamos de un debate de opiniones y centrémonos en hechos”.