La columna de CLIA España
Por Alfredo Serrano
Director General CLIA España
Artículo perteneciente a la revista CruisesNews nº71 – Diciembre 2024
Fomentar la competitividad europea y cómo la industria de cruceros es parte de la respuesta
El próximo 9 de mayo, la Unión Europea celebrará el 75 aniversario de la Declaración Schuman. Fue entonces cuando el ministro de Asuntos Exteriores francés propuso la creación de una Comunidad Económica de Carbón y Acero (CECA), embrión de lo que hoy es la Unión Europea. El Viejo Continente aún se estaba recuperando de las heridas que la Segunda Guerra Mundial y esta alianza aspiraba a minimizar las probabilidades de otra contienda bélica en su propio suelo.
Durante este tiempo, el proyecto europeo ha ido avanzado tanto en el número de países que forman parte de este club como en materia de integración. El camino recorrido no ha sido fácil. Solo echar la vista atrás apenas una década da buena cuenta de las dificultades: la crisis financiera y económica, el Brexit, la pandemia y la guerra de Ucrania son solo algunos de los retos mayúsculos a los que se ha enfrentado. El horizonte no se vislumbra mucho más tranquilo: un tablero geopolítico inestable; un escenario comercial cambiante y la emergencia climática. Y es que, parafraseando a la Organización de las Naciones Unidas, esta es la década de acción.
En este contexto, la Unión Europa afronta un problema de competitividad, puesto de manifiesto recientemente por el ex presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, quién también apunta la necesidad de revertir la situación para que los europeos podamos seguir beneficiándonos de los valores razón de ser de la Unión: prosperidad, igualdad, paz y democracia en un ambiente sostenible.
Y aquí nuestra industria tiene mucho que decir, y concretamente de la mano de la construcción y reparación de barcos de crucero. No en vano, casi el 100% de los buques que hoy están navegando fueron construidos en astilleros con pasaporte europeo, localizados principalmente en Alemania, Finlandia, Francia e Italia. Si ponemos en foco en el presente y futuro, el 80% del valor comercial de su cartera de pedidos corresponde a activos encargados por navieras de crucero. Concretamente, en el periodo 2024 – 2036, sus inversiones rondarán los casi 60 millones de euros, cifra que previsiblemente se incrementará gracias a la llegada de nuevos pedidos.
Detrás de la construcción de un barco de crucero, hay miles de profesionales. A los vinculados directamente a los propios astilleros, se suman los que forman parte de una tupida y diversa cadena de suministro (también europea): desde las compañías que aportan las placas de acero para el casco, hasta las que brindan los motores, el equipamiento técnico o el mobiliario, por mencionar solo algunos ejemplos.
Además, en Europa, se localizan astilleros especializados en la reparación y reacondicionamiento de buques; empresas que son un referente mundial, como la española Navantia. Desde que abriera esta línea de negocio, allá por 2011, alrededor de 140 barcos de cruceros de 20 compañías ya han pasado por sus instalaciones, generando cerca de 10 millones de horas de trabajo. Y es que, se estima que cada reparación supone más de 500 empleos y la participación de una treintena de empresas locales. Su buen hacer ha llevado a Navantia a superar a sus competidores en 2022 y 2023 en cuanto a números de buque de crucero reparados se refiere.
Más allá de este palpable impulso económico y la consiguiente generación de riqueza, es vital ir un paso más allá y destacar como esta apuesta por los astilleros europeos favorece el desarrollo y el mantenimiento de un know how complejo y altamente especializado, un valor diferencial que aviva su competitividad. Además, impulsa la invocación tecnológica para que los buques que se construyen hoy se adapten a los requerimientos en materia medioambiental que se exigirán mañana y, de este modo, avanzar en su ambiciosa agenda medioambiental que otorga a la descarbonización un papel protagonista.
Pero no solo esto. Este vasto conocimiento puede trasladarse a otros sectores, como la industria naval militar, e impulsar la autonomía estratégica de la que tanto se habla últimamente.
La Unión Europea tiene dentro de sus fronteras un activo crítico para afrontar los retos vinculados a la competitividad y la sostenibilidad medioambiental. En manos de sus recién estrenadas instituciones (Comisión y Parlamento) está maximizar los beneficios que la construcción y reparación de barcos de crucero puede aportar; porque podemos ser parte de la solución.
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