La columna de CLIA España
Por Alfredo Serrano
Director General CLIA España
Artículo perteneciente a la revista CruisesNews nº69 – Junio 2024
Gestión y planificación turística, una absoluta prioridad
En las últimas semanas, la industria del turismo ha cobrado un gran protagonismo en el debate público dentro y fuera de nuestras fronteras. Mientras avanzamos hacia un casi probable nuevo récord en cuanto a llegada de visitantes internacionales se refiere, los ciudadanos en el archipiélago canario y balear han salido a las calles para demandar un nuevo modelo turístico. Sus demandas deben ser cuanto menos escuchadas con atención y analizadas minuciosamente.
Por citar algún ejemplo, como sociedad no podemos tolerar que el acceso a la vivienda sea algo al alcance de unos pocos y que profesionales tan necesarios como sanitarios o docentes no quieran acudir a determinadas localidades porque su salario no les llega para pagar una casa decente. Nadie malvive teniendo otras opciones disponibles.
Dicho esto, creo firmemente que el problema no es el turismo, sino su falta de gestión y de planificación. Durante años, y sin ánimo de ser una crítica, nos hemos dedicado a la promocionar los destinos; a resaltar sus bondades; a buscar nuestro hueco para posicionarnos en el top of mind de millones de ciudadanos. El asunto es que hemos destinado tantos esfuerzos a atraer a visitantes que no hemos prestado suficiente atención a la segunda parte: cómo los vamos a gestionar una vez que estén en el destino. Y ahora, debe ser una prioridad absoluta.
La sociedad ha evolucionado y con ella, el turismo, que por suerte se ha ido popularizando (recordemos que disfrutar de vacaciones pagadas es una conquista social). Ante nuestros ojos, tenemos una nueva realidad que exige un nuevo acercamiento; fórmulas viables y adaptadas a las singularidades de cada territorio. La puesta en marcha de estas nuevas medidas demanda un análisis holístico y riguroso de la realidad, basado en datos, y en el que todas las partes involucradas tengan voz. Y después, solo cuando se tenga una foto real y al milímetro, se podrá poner en marcha iniciativas y no al revés. Se tardará más tiempo, sí. Merecerá la pena, también.
Este proceso exige a todas las partes – tanto en el sector público como privado- responsabilidad y compromiso; altura de miras y una visión a largo plazo y sin tintes ideológicos, empresa que no se vislumbra muy fácil porque vivimos en una sociedad situada en la inmediatez y con un ambiente muy polarizado, donde muchas veces priman los eslóganes, sin importar si se trata de medias verdades.
Esta reflexión me lleva a otra demanda: la necesidad de no estigmatizar, de poner el foco en un tipo de turismo sobre otro. No entiendo por qué hay visitantes de primera y de segunda. Y vuelvo a incidir en que viajar es una consecuencia de una conquista social. El límite, la frontera, debería estar marcado por el comportamiento cívico de las personas y esto poco o nada tiene que ver con si llegan en un barco de crucero, se hospedan en un hotel de cuatro estrellas o vuelan en una compañía de bajo coste.
Si de verdad queremos cuidar el turismo – nuestra piedra preciosa-, velar por la marca España y proteger el bienestar de los residentes tenemos que cambiar el chip. Es el momento de afrontar este reto con madurez y profesionalidad: herramientas no nos faltan. Es el momento de dialogar, de escuchar y de dejar a un lado ideas preconcebidas; de preguntarnos por el cómo, el por qué y el para qué; de colocar la sostenibilidad económica, social y medioambiental en el centro de cualquier decisión. Y buscar ese equilibrio que garantice la convivencia entre turistas y locales. Estoy absolutamente convencido de que podemos hacerlo con el esfuerzo de todas las partes. Como no podía ser de otra manera, la industria de crucero reafirma su compromiso con este fin y tiende su mano para impulsar prácticas de turismo sostenible.
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