Royal Caribbean se deshace de su parte de las terminales de cruceros del Puerto de Barcelona.
Tras reactivarse la licitación de la nueva terminal, suspendida en marzo por las acusaciones de que estaba diseñada en exclusiva para ella, la naviera estadounidense se desprende del 38% que poseía de la concesionaria barcelonesa y vende la participación a su socio en el capital Global Ports Holding, que pasará a controlar la totalidad del accionariado.
Global Port Holdings consolida su posición como mayor operador del mundo
A la espera de la resolución del nuevo concurso, Carnival gestiona otras dos terminales en el muelle adosado y MSC trabaja para tener lista la terminal F en 2024. Royal Caribbean es la única de las grandes operadoras mundiales que no tiene su propia infraestructura.
Queda por ver en qué términos se fallará la licitación de la última terminal del Puerto de Barcelona, que fue suspendida en marzo después de que Norwegian Cruise Line, Viking Oceania Cruises y Virgin Cruises denunciasen que se había hecho a medida para Royal.
La conocida como terminal G tendrá una superficie superior a los 54.000 metros cuadrados y una línea de muelle de 450 metros de longitud.
Royal Caribbean se deshace así de su participación en Barcelona Port Investments, la gran concesionaria del embarcadero catalán. Global Ports Holding logra así incrementar su posición de dominio en el puerto que más cruceristas recibió en 2022 de todo el Mediterráneo.
Además de la infraestructura barcelonesa, la concesionaria posee el 100% de la concesión de cruceros del Puerto de Málaga, el 40% de SATS-Creuers Cruise Services (Singapur) y el 10% de Lisbon Cruise Terminal (Lisboa).
La sociedad ya ha alcanzado su recuperación turística y en 2022 multiplicó por más de cuatro sus ingresos, aunque la cifra sigue siendo inferior a la adquirida en 2019, antes de la pandemia.
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