La Via Navegável do Douro, es decir, el tramo del rio Duero que va desde Oporto hasta la frontera con España se ha convertido en una de las rutas de cruceros fluviales más exitosas de Europa.
Reportaje perteneciente a la revista CruisesNews nº66 – Septiembre 2023
Son 208 Km. con 5 esclusas los que separan la desembocadura del Douro, de Barca D’Alva (Portugal) y Vega de Terrón (España), los dos últimos muelles en la frontera de Portugal con España a los que pueden llegar los barcos fluviales. Y es que tan solo unos kilómetros rio arriba encontramos la Presa de Saucelle, primera de las siete presas que explotan la potencia hidráulica del rio en los llamados Saltos del Duero, imposibilitando la navegación.
El tramo navegable también tiene 5 pequeñas presas con centrales hidroeléctricas, pero cuentan con esclusas que permiten la navegación de barcos de hasta 83 metros de eslora y 11,40 m de manga.
Las esclusas salvan la diferencia de altura de 125 metros que hay entre la desembocadura del Douro hasta Barca D’Alva, con desniveles que van desde los 13 a 25 m. en cada esclusa. Hasta Pinhao pueden llegar embarcaciones con hasta 3,8 m. de calado, mientras que de Pinhao hacia arriba solo pueden navegar embarcaciones con 2 m. de calado.
El Douro es uno de los destinos de cruceros fluviales más deseados del mundo.
La ruta es de una belleza incuestionable, y por ello muchos capitanes piden a sus compañías ser traslados al Douro. Y es que las escarpadas laderas del Douro, esculpidas muchas veces por la mano del hombre para dar cobijo a los viñedos en sus bancales, cambian de color con cada estación.
Es precisamente el cultivo vinícola de la región el que le ha proporcionado fama internacional. Los romanos ya cultivaban la vid aquí en los primeros siglos de nuestro tiempo, pero a partir de los siglos XVII y XVIII el comercio con Gran Bretaña de vino de Porto se hizo más intenso, y el tráfico de barcos rabelos, destinados al transporte de vino en toneles por el rio, creció exponencialmente.
Actualmente, Oporto es una ciudad vibrante y moderna, que ha recuperado todo el esplendor de sus bodegas y rehabilitado infinidad de edificios, para recibir a toda una marea de turistas de todo el mundo ávidos de explorar su fascinante ribeira, la zona que está en contacto directo con el Douro.
Esta fiebre por Oporto se ha visto reflejada también en las escalas de cruceros oceánicos, gracias las inversiones realizadas en la construcción de la terminal de cruceros de Leixoes, pero también en lo que se refiere al turismo fluvial. El empresario portugués Mario Ferreira fue el primero en darse cuenta del potencial turístico del rio, y funda Douro Azul en 1996. Solo tres años más tarde ya firma un acuerdo con la Uniworld, abriendo los cruceros fluviales en el Douro a los estadounidenses.
Después comenzaron a llegar otras compañías internacionales, como Croisieurope, que opera nada menos que seis barcos aquí, mientras que las norteamericanas AmaWaterways y Viking, tienen 2 y 4 barcos respectivamente, y la australiana Scenic tiene solamente uno.
La ruta llega hasta la frontera con España, donde las presas impiden seguir navegando.
Pero hay muchos más, la APDL tiene hasta 26 barcos de cruceros fluviales contabilizados con capacidad para 3718 huéspedes en 2022.
Una de las diferencias entre compañías es también el lugar de embarque en Oporto. El Cais (muelle) de Miragaia es el más céntrico, a pocos metros de la Ribeira, seguido del Casi de Gaia, en la orilla de enfrente, pero también muy bien céntrico. Croisieurope apuesta por el Casi de Quebrantoes, mas alejado del bullicio del centro pero conectado a este por una recientemente renovada senda que pasa por el Cais da Escarpa, donde también atracan cruceros.
La ruta
Los cruceros de una semana en el Douro suelen ser de ida y vuelta. Algunas navieras, sobre todo las americanas, ofrecen programas de extensión en tierra bien pre o post crucero, con estancia en Lisboa o incluso Coimbra. Las navieras americanas también tienen a incluir una noche en Oporto antes del desembarque para que los pasajeros puedan disfrutar de la ciudad.
El programa base de todas ellas es partir de Oporto y hacer escala en Regua y Pinhao, después llegar a Vega de Terrón y/o Barca d’Alva, en la frontera con España, para hacer una excursión a Salamanca, y volver a parar en Pinhao y Regua a la vuelta, pero ofreciendo excursiones distintas.
En Regua se ofrece excursión a Vila Real, donde está el Palacio de Mateus, una joya del barroco del siglo XVIII con unos jardines románticos muy notables y en cuya finca se puede encontrar también la bodega donde se elabora el famoso vino Mateus. Otra excursión clásica en Regua es visitar Lamego, uno de los lugares de peregrinación más famosos de Portugal, donde si sitúa el Santuario de Nossa Senhora dos Remédios, una iglesia barroca del siglo XVIII que se sitúa en una colina a 600 metros del mar. Una escalinata de 686 peldaños diseñada por Nicolau Nason nos permite alcanzar la cima. Pero el centro histórico de Lamego también tiene destacadas edificaciones.
Guimaraes también es una excursión que se ofrece en Regua, a una bonita población que declara con orgullo ser el lugar “Donde nació Portugal”, pues fue el hogar del primer rey de Portugal, Alfonso I. Su centro histórico es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
Las excursiones visitan sitios como el Palacio de Mateus, Salamanca, o Lamego.
A lo largo de la ruta también se ofrece la oportunidad de comer o cenar en alguna de las maravillosas quintas que jalonan las escarpadas orillas del Douro. Las quintas grandes fincas de campo, con hermosas casas rústicas y mucho terreno. Las elegidas por los cruceros fluviales suelen tener espectaculares vistas sobre el Douro que se vuelven todavía más escénicas con la llegada del atardecer.
Las quintas pueden tener o no bodega, pero tampoco faltará ocasión en un crucero por el Douro de hacer una cata de vinos en una de las muchas bodegas que hay junto al rio. No faltan tampoco las excursiones de senderismo, que se desarrollan en un entorno natural privilegiado, o en bicicleta.
En Vega de Terrón llega uno de los platos fuertes del crucero, la excursión a Salamanca, declarada Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, mientras que en Barca d’Alva se propone la vista al Castelo Rodrigo, uno de los pueblos históricos de Portugal que conserva sus murallas y otras edificaciones medievales.
El paso de las esclusas es también un momento emocionante para los pasajeros, pues alguna de ellas salva un desnivel considerable.
El auge de los cruceros fluviales no puede sino traer más trafico al Douro, pues todavía hay compañías que no operan en una de las rutas más bellas de Europa.
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