El ingreso de empresas del mundo hotelero en el negocio de los cruceros continúa a buen ritmo.
Reportaje perteneciente a la revista CruisesNews nº64 – Marzo 2023
Una tendencia que comenzó hace unos años, pero que nos acostumbra a ver nuevos protagonistas empeñados en ampliar al mar su propio concepto de hospitalidad y su propia interpretación de la hostelería. La experiencia en el sector hotelero y el prestigio de las marcas ofrecen sin duda un excelente potencial para explotar el crecimiento del sector de los cruceros, en el que se espera una rápida recuperación del crecimiento registrado hasta 2020.
Este fenómeno no es nuevo, ya que algunas marcas llevan tiempo operando en el sector de los cruceros, pero sin duda se ha hecho más evidente en los últimos años, con diversas incorporaciones incluso en el periodo posterior al Covid.
Conocemos, por ejemplo, a Belmond, que opera desde hace tiempo en el sector fluvial con itinerarios en Birmania y Francia. Pequeños barcos que, si bien no pueden ofrecer el espacio y el confort de los hoteles del grupo, representan sin duda un servicio igualmente atento y con una impronta indudablemente elegante.
Un fenómeno también presente en algunas escalas menores, como la oferta fluvial de Jaz, que cuenta con nada menos que siete barcos que operan bajo la marca en el Nilo y otros ocho pertenecientes al mismo grupo bajo las marcas Iberhotel y Steigenberger.
Actualmente ya navega Evrima, la primera unidad construida para Ritz Carlton, a la que seguirá un barco de casi el doble de tamaño, señal de un primer alejamiento del proyecto de pequeños yates de lujo, llevando la ocupación máxima de algo menos de 300 a más de 450 personas.
En julio de 2022, Four Seasons anunció una alianza con Nadim Ashi y Philip Levine, destacados empresarios del lujo, para construir una primera unidad en Fincantieri y una opción para añadir dos barcos más a la flota. El proyecto contará con 95 suites tipo villa con ventanales de suelo a techo y techos de 2,4 metros que ofrecerán a los huéspedes un nuevo nivel de confort y revolucionarán el concepto de “camarotes” a bordo de los cruceros.
El Proyecto Sama representará, en cambio, la primera experiencia extralujo en el mar para Neptune Co, una empresa conjunta del Grupo Aman y Cruise Saudi. Un elegante barco de 183 metros de eslora y 23.000 toneladas de arqueo será también el primer proyecto de nueva construcción del astillero italiano Mariotti propulsado por doble combustible. Los interiores serán diseñados por el prestigioso diseñador de yates Sinot, teniendo en cuenta los parámetros de espacio y lujo que caracterizan a Aman. Un logro que elevará claramente el nivel de la oferta en el mar de la marca, hasta ahora limitada al pequeño velero Amandira que navega en Indonesia.
En su lugar el grupo Accor se centrará en un proyecto muy especial, que acaba de anunciar la construcción de Orient Express Silenseas, un barco que será el mayor velero jamás construido, desarrollado por Chantiers de l’Atlantique. La opción es de dos naves, lo que supone un importante ingreso en el mercado del lujo. También en este caso la atención se centra en el medio ambiente, con una propulsión híbrida que utiliza velas de tres mástiles y una fuente de alimentación de GNL. Lujo y confort son las palabras clave, con mucho espacio para los huéspedes y un diseño vanguardista.
Ya navega Evrima, primera unidad de The Ritz-Carlton, pero su segundo barco será más grande.
Sin embargo, el avance marítimo de los servicios disponibles en sus hoteles no es algo que deba darse por sentado. Aunque son mucho más grandes a los estándares de los cruceros, reproducir en los yates lo que los huéspedes están acostumbrados a experimentar en tierra no siempre es fácil. Y puede que el cliente no siempre sea consciente de lo que inevitablemente no puede conseguirse en el mar. Pero al mismo tiempo, operaciones como las que hemos observado recientemente disfrutan de una ventaja de no poca importancia.
Se trata de marcas que ya gozan de prestigio y reconocimiento, con una clientela potencial ya construida. Dispone de una base mucho más sólida que las nuevas empresas que puedan entrar en el mercado. La otra cara de la moneda es poder mantener la propia identidad en un producto que, aunque parezca similar a la hotelería, en realidad presenta muchos puntos de diferencia radical.
Experiencias positivas no faltan, basta pensar en el grupo Radisson, que consiguió transformar su flota bajo la marca Regent hace varios años en una de las líneas de cruceros más prestigiosas y consolidadas. Pero también ha habido dificultades, desde las fases del diseño hasta la construcción, que son solo el primer paso en el camino de reconocimiento y consolidación de la rama de cruceros de un grupo hotelero.
Por último, un crucero no tiene por qué ser un fiel reflejo de un hotel, muchas de las unidades encargadas se presentarán en los próximos años y es posible que también se quiera proponer algo distinto de lo que el cliente puede encontrar en un prestigioso hotel de lujo. El lujo sigue siendo el común denominador de estos grandes grupos hoteleros, pero también será eficaz imprimir a cada flota sus propias características y, sobre todo, crear una identidad muy precisa, en un momento en que la competencia es cada vez mayor.
El dictamen final, como siempre, lo dará el huésped, que es quien debe evaluar el servicio ofrecido en el mar por su grupo hotelero de referencia, sin olvidar que las primeras fases de funcionamiento serán decisivas para ganarse buenas críticas y mantener el prestigio adquirido en la industria.