Como directora general de CLIA en Europa, Marie-Caroline Laurent lidera el compromiso de la industria con las instituciones de la UE, los países europeos y la comunidad de cruceros en general en apoyo de políticas y prácticas que fomenten los cruceros seguros, saludables y sostenibles.
Reportaje perteneciente a la revista CruisesNews nº62 – Septiembre 2022
Laurent, experta en políticas de transporte, se unió a CLIA en noviembre de 2021 después de desempeñar funciones de liderazgo en la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) y la consultora de innovación LHA LAM. En ella Laurent dirigió las actividades europeas de la organización de 2018 a 2021, centrándose en la estrategia regulatoria de seguridad del transporte y asuntos de seguridad fronteriza.
Antes de LAM LHA, fue subdirectora de Asuntos de la UE en IATA, donde desarrolló la posición de la organización sobre la legislación de la UE que afecta al sector de la aviación, abogó en nombre de las aerolíneas miembros de IATA y desarrolló estrategias de seguridad y facilitación de viajes de IATA en Europa. Anteriormente en su carrera, trabajó en el desarrollo de políticas para la Asociación de Aerolíneas Europeas y también se desempeñó como asesora parlamentaria en el Parlamento Europeo y como oficial principal de políticas en la Cámara de Comercio Estadounidense ante la UE. Laurent posee un máster en administración pública de “Sciencies Po Paris (IEP”) y un segundo máster en políticas europeas de la Universidad Católica de Lovaina en Bélgica.
Podríamos decir que su presentación oficial ante la industria de cruceros se produjo en el International Cruise Summit en noviembre de 2021 cuando ya parecía que todo había acabado, pero llegó Omicrom. ¿Cómo describiría estos meses en la industria?
Efectivamente, pronto se cumplirá un año desde que asumí la dirección CLIA en Europa, un periodo que describiría como intenso y enriquecedor.
De esta experiencia, valoro -por encima de todo- conocer a personas a lo largo y ancho de la industria que sienten verdadera pasión por lo que hacen; personas que quieren contribuir a cambiar la vida de las demás, ya sea trabajando para que otras vivan las mejores vacaciones de su vida, o empleando su energía y conocimientos técnicos para desarrollar combustibles más eficientes o tecnologías avanzadas en materia medioambiental.
Los miembros de CLIA están invirtiendo y liderando la descarbonización del transporte marítimo.
También ha sido gratificante ver cómo, en estos doce meses, la industria se ha ido recuperando y existe un fuerte deseo por viajar en crucero. Esto se debe en gran medida al compromiso colectivo y la resiliencia de los profesionales de la industria.
Igualmente, me ha impresionado particularmente el espíritu de colaboración que existe en el sector. En junio, organizamos nuestra primera cumbre europea en la que reunimos a representantes de navieras, socios y proveedores; fue una oportunidad para analizar cómo podemos acelerar el proceso de descarbonización de la industria, así como ayudarnos mutualmente y a los representantes políticos a alcanzar una economía azul sostenible en Europa.
Vd. tiene amplia experiencia en el transporte aéreo y la relación con instituciones ¿Conocía de alguna forma esta industria y los retos que se enfrenta?
Si lugar a duda, mi experiencia previa en el sector del transporte aéreo me ha ayudado a comprender algunos de los retos a los que nos enfrentamos y que son comunes al sector del transporte y del turístimo.
Como medio de transporte, el sector de la aviación, al igual que el marítimo, tiene que hacer frente a retos ligados a la reducción y, en última instancia, eliminación de los gases de efecto invernadero. Los reguladores son conscientes de la complejidad de una rápida descarbonización de ambos sectores, pero, se pueden conseguir grandes avances de cara a conseguir el objetivo de cero emisiones en 2050, con una combinación de innovaciones tecnológicas, mejoras operativas y medidas basadas en el mercado. El sector de los cruceros y, en particular, los miembros de CLIA están invirtiendo y liderando la descarbonización del transporte marítimo.
Una de las principales diferencias de la industria de cruceros es que no solo es un medio de transporte y una parte de la industria marítima; también engloba alojamiento, restauración, entretenimiento, etc. y tiene un impacto real en las economías y el desarrollo del turismo de los destinos que visitamos. Disfrutar de un crucero no es solo una de las mejores alternativas para descubrir el mundo; la industria es también un elemento fundamental en el desarrollo del turismo sostenible.
Los ataques políticos a la industria de los cruceros siguen en aumento, Barcelona y Venecia, Palma de Mallorca. Se llegan a acuerdos que luego siguen creando polémica. Ahora el alcalde de Marsella pide que “se deje de contaminar el Mediterráneo”. Usted y yo sabemos los enormes y rápidos esfuerzos que está haciendo esta industria para adaptarse a unas restricciones que cada vez cogen más velocidad, pero, ¿qué está fallando para que los políticos y por extensión muchos consumidores sigan teniendo esa imagen negativa de los cruceros como grandes contaminantes?
La industria de cruceros aporta enormes beneficios económicos y sociales a las comunidades alrededor del mundo; nuestro sector está invirtiendo grandes sumas en la construcción de nuevos barcos y en el diseño de nuevas tecnologías que nos permitan reducir la huella de carbono y ser más sostenibles.
Al mismo tiempo, y en la medida en la que se retoman los viajes, se ha vuelto a poner el foco en cómo gestionar el turismo de una forma más efectiva, especialmente, en algunos de los destinos más visitados del mundo.
Si bien este es un reto de la industria turística, nosotros tenemos una ventaja: el turismo de cruceros es un turismo planificado, organizado con anterioridad, lo que supone una oportunidad para colaborar con las comunidades locales de cara a asegurar que se maximizan sus beneficios. De hecho, en los últimos años, CLIA y las navieras hemos trabajado de forma más próxima junto a puertos y autoridades locales para buscar vías que nos permitan gestionar el turismo a la vez que protegemos las oportunidades económicas que el turismo de cruceros brinda.
Turismo responsable significa ser buenos socios de los destinos; significa escuchar al otro, trabajar en un clima de confianza basado en un diálogo constructivo. Somos conscientes de que cada puerto tiene unas necesidades específicas y es fundamental que este diálogo esté basado en las circunstancias reales de cada destino. Por ejemplo, en el caso de Marsella, sabemos que las escalas de barcos de cruceros solo representan el 5% del total.
Por nuestra parte, podemos explicar mejor los esfuerzos que estamos realizando junto a las autoridades locales; esperamos tener la oportunidad para hacerlo. Tenemos que seguir articulando un discurso que nos permita poner en valor este compromiso y continuar trabajando de forma decidida en la comunicación rigurosa de nuestros pasos, logros, compromisos y retos, apoyándonos en estudios científicos y datos y utilizando todas las herramientas que están a nuestro alcance.
¿Cuál es en su opinión el rol exacto de CLIA Europa, o el que debe tener? ¿Cuáles son sus objetivos? ¿Qué retos, diferencias ha encontrado en este sector que no conocía o que no tienen otros sectores que Vd. conozca?
En un entorno como el actual, donde estamos saliendo de una crisis sin precedentes, existen grandes desafíos derivados de la situación geopolítica y en un momento en el que se están sentando las bases de Fit for 55 – el modelo legislativo que condicionará las operaciones marítimas-, la voz de CLIA en nombre de la industria en Europa es aún más importante.
Precisamente, como voz de la industria, nuestra misión es trabajar de la mano de nuestros socios en el diseño del plan de ruta y posicionamiento para, posteriormente, hacer llegar nuestra posición y defender nuestros intereses frente a los diferentes grupos de interés de muy diversa naturaleza; en definitiva, en CLIA recae la responsabilidad de amplificar la voz de la industria para que sea parte de los debates.
Por cada 24 cruceristas, se crea un puesto de trabajo a jornada completa.
Del mismo modo, es capital el trabajo que desempeñamos en aras de fortalecer la reputación de la industria: es la industria, unida bajo un mismo paraguas, quien muestra los hitos conseguidos, los avances que se están produciendo, los retos a los que se enfrenta.
Por último, en nuestro día a día trabajamos intensamente para tejer una red de contactos de primer nivel y ser el interlocutor con representantes institucionales, organizaciones internacionales, asociaciones sectoriales, etc. Si algo hemos aprendido con la pandemia, es que colaborando se consiguen mejores resultados.
Las compañías de cruceros están reportando una alta ocupación, pero aún hay disparidad de requisitos entre ellas. ¿Están viajando las navieras a plena capacidad? ¿Cuándo se llegará a las cifras de 2019?
Si bien hasta que no finalice la temporada no tendremos la foto exacta, lo que sí puedo afirmar es que 2022 será un año crucial si queremos conseguir en 2023 un volumen de clientes semejante al de 2019, cuando cerca de 30 millones de personas disfrutaron de un crucero, una cifra récord. Además, y según las estimaciones recogidas en el informe State of the cruise industry 2022, confiamos en alcanzar en 2026 un 12% más de pasajeros que en 2019.
Por supuesto que estos datos son relevantes por sí solos, pero lo son todavía más si tenemos en cuenta que estamos ante un turismo de calidad, que aporta valor y que contribuye a la creación de empleo y de oportunidades, así como al desarrollo de las economías locales. Dos ejemplos ilustran este punto: por cada 24 cruceristas, se crea un puesto de trabajo a jornada completa y, como media, cada pasajero gasta un total de alrededor de 700 euros en los destinos que visita en el transcurso de su crucero de siete días.
En estos dos años las navieras han enviado muchos barcos al desguace, se retrasaron las producciones en los astilleros, se remodelaron barcos, nuevos combustibles, ¿cómo ha cambiado la flota mundial en su conjunto?
La entrada en servicio de un barco nuevo supone la llegada nuevas tecnologías y mayores eficiencias, convirtiéndolo en más sostenible que el buque al que reemplaza.
Indudablemente, una de las áreas en las que más se ha avanzado en los últimos años ha sido en la construcción de barcos propulsados por gas natural licuado (GNL). Esta tecnología -que por ahora continúa siendo una energía fósil- contribuye a una reducción significativa de las emisiones, como la disminución a prácticamente cero de las partículas en suspensión y de las emisiones de azufre así, como en un 20% de los gases de efecto invernadero. El primer barco propulsado por GNL fue presentado a finales de 2018 y, de cara a 2027, más de la mitad de los nuevos buques utilizarán este combustible.
Es importante destacar que el GNL es también un combustible de transición, proporciona beneficios reales ya; además, los motores y las infraestructuras construidas para la utilización de GNL respaldarán también la transición hacia otros combustibles sostenibles.
Además, quisiera mencionar que muchas de las innovaciones que estamos viendo provienen de un diseño inteligente y del uso de nuevas tecnologías. Se están logrando avances importantes en la reducción del consumo de energía a través de cambios en el diseño del sistema de propulsión, el revestimiento del casco con materiales que reducen la fricción, permitiendo que el barco se desplace de una forma más eficiente, consumiendo menos combustible. Igualmente, existen sistemas de lubricación por aire que producen millones de pequeñas burbujas alrededor del casco del barco, reduciendo la resistencia y el uso de combustible.
Otra área en la que se está avanzando es el uso de la conexión eléctrica a tierra, lo que posibilita que los barcos puedan conectarse a la red eléctrica cuando están atracados y apagar los motores. Todos los barcos que forman parte de la flota de CLIA estarán equipados para conectarse a la red eléctrica tan pronto como sea posible, y nunca más tarde de 2035. Esperamos que cada vez más puertos ofrezcan esta solución.
Esta industria parece tener grandes posibilidades de crecimiento a tenor de las cifras de cruceristas mundiales comparados con otros viajes. ¿Cómo y cuánto se crecerá? ¿Qué colectivos o rangos de edades son aún un objetivo a atraer?
Antes de la pandemia, la industria encadenaba años de crecimiento constante; un crecimiento que, en parte, estuvo estimulado por el incremento de la oferta, y que alcanzó la cumbre en 2019, batiéndose un récord al registrar casi 30 millones de pasajeros, como comentamos unas líneas más arriba. Ahora mismo, y tras el parón provocado por la crisis sanitaria, estamos inmersos en pleno proceso de recuperación: si bien ya casi el 100% de la flota está en servicio – un hito nada desdeñable-, el nivel de pasajeros continúa creciendo. Al hilo de lo comentado previamente, esperamos superar en 2026 en un 12% el volumen de pasajeros de 2019.
La industria tiene gran potencial de crecimiento sostenible por varios motivos. Por un lado, y a pesar del crecimiento experimentado, la tasa de penetración no es homogénea, situándose en valores bajos en numerosos países, una magnífica ventana de oportunidad. Por otro lado, hemos detectado que existe un gran interés por esta opción vacacional entre los milennials y la Generación X, a lo que se une nuevas tendencias como la proliferación del teletrabajo.
¿Cuáles son los impactos de la guerra de Ucrania, la escasez de combustibles y la inflación?
El conflicto es una tragedia y nuestros pensamientos están con todas aquellas personas impactadas. Nuestros socios continúan apoyando a los miembros de la tripulación afectados.
En relación con nuestras actividades, sí se han visto alteradas por el cierre de algunos destinos y los itinerarios han cambiado, pero hemos adaptado nuestras operaciones gracias a la resiliencia y flexibilidad de la industria.