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Desmontando mitos sobre los cruceros y el medioambiente

Los cruceros son un blanco fácil sobre el que verter acusaciones de contaminación sin contrastar: son grandes y visibles, queman fuel-oil y llevan mucha gente, por lo que se deduce que generan mucha basura.

Reportaje perteneciente a la revista CruisesNews 48 – Marzo 2019

Desmontando mitos sobre los cruceros y el medioambiente

No solo es una desacertada conclusión, sino que un estudio del prestigioso buffet Arnecke Sibeth Dabelstein pone de relieve el trato injusto que esta recibiendo el sector cuando se le compara con otros.

Podemos explicar mil veces que en los cruceros todo lo reciclable se recicla, todo lo depurable, se depura, y que en cuanto ha existido tecnología para filtrar los gases, se ha implantado masivamente, pero las dudas fundamentadas en bulos o datos manifiestamente erróneos seguirán ahí.

El estudio de Arnecke Sibeth Dabelstein pone a prueba el sector con datos objetivos, con números, con comparativas sector a sector, y eso es irrefutable.

Esther Mallach, autora del estudio, nos sorprendió a todos durante el pasado International Cruise Summit de Madrid con una primera reflexión que lo cambia todo. Es muy habitual leer en periódicos el mantra de que “un crucero de tamaño medio consume al día 150 toneladas de fuel-oil, lo que equivale a la emisión de partículas de materia de 1 millón de coches”. Al margen de que esos números puedan discutirse en función del tipo de motor y de actividad del barco, lo que no podemos es comparar cruceros con coches. Un coche, es un medio de transporte, absolutamente nada más, un crucero, es el hogar de miles de personas, que no solo las transporta, sino que genera energía para la iluminación, aire acondicionado o calefacción, y electricidad en general para todo tipo de tareas diarias. Es decir, las emisiones de un crucero deben compararse con las emisiones de una ciudad, pues los pasajeros hacen toda su vida a bordo, al igual que los ciudadanos no solo están en el coche todo el día, sino que consumen energía durante toda la jornada para sus quehaceres.

En los cruceros se recicla un 60% más de residuos por persona que lo que un ciudadano medio recicla en tierra.

Y efectivamente, al tratarse de ciudades flotantes, los cruceros deben responder ante muchos otros desafíos medioambientales además de las emisiones a la atmosfera, como son el tratamiento de residuos, de aguas grises y de aceites industriales. Pese a que muchos titulares reclaman “restricciones y leyes” para los cruceros, lo cierto es que todo ello está perfectamente contemplado y previsto en el convenio MARPOL de la Organización Marítima Internacional.

El problema de los residuos solidos: plásticos
Tanto la Agencia Internacional de Energía, como la Comisión Europea han concluido en sus respectivos informes que el 80% de los plásticos que se encuentran en el océano provienen de fuentes en tierra, y que más del 40% viene de cinco países asiáticos: China, Indonesia, Filipinas, Tailandia y Vietnam. En concordancia con esto, el Centro Helmholtz de Investigaciones Medioambientales estima que el 90% del plástico que llega a los océanos proviene de 10 ríos, 8 de los cuales están en Asía, y dos en África: el Nilo y el Niger.

Esto datos son demoledores, pero ¿Cómo gestionan los cruceros los residuos sólidos? De acuerdo con el Anexo V del convenio MARPOL está prohibido tirar al mar cualquier tipo de residuo solido excepto los restos de comida, que son triturados y deshidratados antes de decidir si se incineran a bordo o se descargan en el mar bajo ciertas restricciones: nunca a menos de 3 millas de tierra, y en áreas especiales como el Báltico, solo si no hay cerca un puerto con instalaciones para descargar este tipo de residuo. Las navieras de cruceros han implementado en los últimos años importantes programas de reducción de los residuos de alimentos, incluyendo la donación de alimentos preparados, pero no consumidos, a organizaciones de caridad.

Las emisiones de un crucero, donde viven las 24h sus pasajeros, deben compararse con las emisiones de las ciudades, y no solo con los automoviles.

Respecto al resto: plástico, vidrio, cartón, residuos electrónicos y demás, se impone la separación y almacenamiento a bordo, hasta llegar a puerto, donde se descargan por empresas especializadas en su tratamiento. Es por ello que en los cruceros se recicla un 60% más de residuos por persona que lo que un ciudadano medio recicla en tierra. Mientras que en los cruceros se estima un residuo de 680 gr. por persona y día, en EEUU la media alcanza los 1,9 kg, y a un turista de hotel en tierra los estudios le adjudican 2 kg.

Pese a todo, la industria de cruceros redobla sus esfuerzos para reducir los residuos, especialmente los plásticos, y emprendió la batalla por su cuenta mucho antes que las autoridades.

En febrero de 2018 las mayores compañías de cruceros adquirieron el compromiso de eliminar los plásticos de un solo uso de sus barcos en el 2022. Un ejemplo claro de este tipo de plásticos son las pajitas para beber, que casi todas las navieras han sustituido por pajitas de otros materiales. Algunas compañías como MSC Cruceros se han propuesto ir más allá y acabar con los plásticos de un solo uso mucho antes del año comprometido.

Desmontando mitos sobre los cruceros y el medioambiente

Emisiones a la atmósfera, el gran desafío
Existe una gran preocupación por las emisiones de gases a la atmosfera y su efecto en el cambio climático y la salud humana.

¿Qué más está haciendo la industria de cruceros respecto a estos contaminantes? Pues lo cierto es que con las restricciones actuales en vigor o por llegar, los barcos que se construyen actualmente emiten muchísimos menos gases a la atmosfera, pero hay una nueva revolución a la vuelta de la esquina, el uso de Gas Natural Licuado como combustible. 

El Gas Natural Licuado no emite SOx ni PM, reduce un 90% la emisión de NOx y un 20% la de CO2. Es sin duda la energía del futuro, y prueba de ello es que 25 barcos de los 122 que se van a construir de aquí a 2027 usarán GNL como combustible. El primer crucero impulsado por GNL ya está operativo, el AIDAnova, y el segundo será el Costa Smeralda a partir de noviembre de 2019.

El sector de los cruceros emitía un 0,2% de las emisiones globales de CO2 al planeta, pero gracias a los programas de ahorro energético, incluso ha conseguido bajar esa cifra.

La construcción de barcos más limpios y el desguace de los más antiguos augura otra importante reducción de emisiones en el medio plazo, además de la ya conseguida con la batería de medidas de ahorro implantadas que comentamos anteriormente.

La industria de cruceros, no solo va por delante de muchas regulaciones, sino que además, es un buen cumplidor de su deber. Entre el 1 de enero de 2014 y 22 de agosto de 2016 solo se reportaron 20 deficiencias en cruceros referidas al Anexo VI del MARPOL, mientras que en el resto del sector marítimo se reportaron 1.160 deficiencias, resultando en 148 detenciones de barcos y 5 expulsiones.

Cruceros, un sector responsable, tratado injustamente
Con los datos en la mesa, el sector de cruceros es un actor responsable que trata continuamente de disminuir sus emisiones a la atmosfera, reciclar sus residuos o tratarlos lo más adecuadamente posible. Los barcos tienen una vida media de 30 a 40 años, y efectivamente, no cuenta con las mismas instalaciones y tecnología un barco de 1989 que uno recién construido. Las lavadoras de gases requieren de bastante espacio para ser instaladas y hay naves antiguas donde no es posible. Esos barcos tendrán que usar fuel bajo en sulfuros lo que encarecerá todavía más su operativa, por lo que finalmente, acabarán por ser retirados del mercado.

En los próximos años se van a construir más de una veintena de cruceros impulsados por Gas Natural Licuado, que no emitirán SOx ni PM, y reducirán un 90% la emisión de NOx y un 20% la de CO2.

Hay camino por recorrer y margen de mejora. Se puede discutir si las emisiones de los cruceros son suficientemente bajas o no, pero lo que es seguro es que cuando las comparamos con el resto del sector de turismo o las emisiones cotidianas de nuestras ciudades, desde luego hay una enorme desproporción entre sus parámetros y el espacio que ocupa en medios de comunicación. 

Descarga de aguas residuales
El convenio MARPOL permite la descarga de aguas residuales a partir de 12 millas de la costa, mientras que las compañías asociadas a CLIA, que son la mayoría, tienen una política de no descargar aguas residuales sin tratar en ninguna parte.

Pero no solo eso, sino que 26 de los barcos bajo pedido actualmente contarán con AWT, Tratamiento Avanzado de Aguas, por lo que se estima que el 50% de los nuevos barcos a construir en los próximos 10 años usarán AWTS.

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Las emisiones de hidrocarburos se dividen en al menos cuatro áreas
CO2: Es un gas de efecto invernadero que todos conocemos y que se emite en cantidades elevadas con la combustión. Pongamos en perspectiva la contribución de la industria de cruceros.

Se estima que la flota mundial de barcos (pasajeros y carga) emitía unos 816 millones de toneladas de CO2 en el año 2012, lo cual representa solo un 2,1% de las emisiones globales del planeta.

El sector de cruceros emite unos 35 millones de toneladas de CO2 (datos 2014), lo cual supone solo un 4,3% de las emisiones de todos los barcos de carga y pasaje, o un 0,2% de todas las emisiones de CO2 del planeta.

La industria de cruceros ha sido pionera en la implantación de lavadoras de gases, una nueva tecnología que no ha estado disponible hasta hace pocos años, y que reduce considerablemente las emisiones a la atmósfera.

No obstante, otros estudios recientes (2017) rebajan la cifra de emisión de los cruceros a 19,3 millones de toneladas, posiblemente, gracias a la implantación de programas de ahorro como la generalización de las luces led, la pausa de gasto energético en los camarotes cuando el pasajero no está, nuevos sistemas de reducción de fricción en el casco de barco, rutas más cortas, etc.

Por contextualizar, IATA reportó que todo el sector de aviación, incluyendo pasajeros y carga, emitió 844 millones de toneladas de CO2 en 2017, es decir, una cifra similar a todo el sector naval.

NOx: Se abrevia como NOx a todos los óxidos de nitrógeno, pues se emite como NO2 pero se convierte rápidamente en NO3, y en combinación con el hidrogeno de la atmosfera se vuelve lluvia acida. Son los culpables de que se haya demonizado a los vehículos diesel, que emitían más gases de este tipo que los de gasolina, aunque menos CO2 que aquellos. La reducción de emisiones de NOx va pareja al uso de motores con combustión más eficiente. Desde hace décadas, el Anexo VI del convenio MARPOL fija un calendario de implantación de motores marinos y sus límites de emisiones NOx.

Las compañías asociadas a CLIA, que son la mayoría, tienen una política de no descargar aguas residuales sin tratar en ninguna parte.

Los buques construidos a partir de Enero 2000 deben estar certificados con los limites Tier I, los construidos a partir de Enero de 2011 cumplen con los limites Tier II, que rebajan significativamente las emisiones a bajas y altas revoluciones. Finalmente, los barcos construidos a partir de Enero de 2016 que quieran operar en el área de control de emisiones de Norteamérica y el Caribe deben cumplir con Tier III que rebaja un 80% las emisiones de NOx. Dado que muchos de los barcos de cruceros que operan en Europa pasan el invierno en el Caribe, esta parte del mundo se beneficia de esa restricción. Los barcos que quieran operar en el área de control de emisiones de Mar del Norte y Mar Báltico a partir de 2021 también deberán certificar que sus motores cumplen con los requisitos Tier III.

Para una naviera de cruceros que construya barcos nuevos, no tiene sentido instalar un motor Tier II y arriesgarse a no poder operar ese barco ni en el Caribe ni en el Báltico.

SOx: Se abrevia como SOx a todos los óxidos de azufre. Son gases irritantes y tóxicos, que en combinación con la humedad del aire forma acido sulfúrico, produciendo también lluvia acida.

El convenio MARPOL también fija desde hace años un calendario restrictivo de emisiones SOx, cuya reducción de 3,5% de azufre en fuel a 0,5% entrará en vigor en 2020. Como hay poca disponibilidad de fuel bajo en sulfuros y es mas caro, la industria de cruceros ha sido pionera en la implantación de lavadoras de gases, una nueva tecnología que no ha estado disponible hasta hace pocos años, sin embargo, 106 barcos de cruceros, el 38% de toda la flota de cruceros miembros de CLIA, ya ha instalado lavadoras de gases, que reducen un 80% la emisión de SOx y que también reducen significativamente la emisión de Partículas de Materia, el cuarto contaminante.

52 barcos de cruceros están equipados con conexiones Shore Power para alimentarse de energía eléctrica suministrada por el puerto y apagar motores, pero muy pocos puertos disponen de esa tecnología.

Además, 52 barcos están equipados con conexiones Shore Power, para poder parar motores cuando están atracados y alimentarse de energía eléctrica desde tierra, pero hay muy pocos puertos equipados con esta tecnología.

Párticulas de materia (PM): Son partículas de restos de metales formadas por la combustión, lo que comúnmente se denomina hollín, y que emiten también los vehículos a motor de uso cotidiano. En los cruceros, con la implantación en el 38% de la flota de lavadoras de gases, se reduce en esos barcos entre un 30% y un 50% la emisión de PM.

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Puerto de Barcelona: rumbo a la sostenibilidad
Barcelona es sin duda el mayor puerto de cruceros del Mediterráneo, y uno de los mayores del mundo tras los puertos de Florida y Caribe. En 2018 superó sus récords con 830 escalas que supusieron más de 3 millones de pasajeros. Un gran poder conlleva una gran responsabilidad, y el Puerto de Barcelona está tomando interesantes acciones para mejorar el impacto medioambiental de su actividad.

Según el Instituto Barcelona Regional, de titularidad pública y dependiente del Ayuntamiento de Barcelona, la actividad en el Puerto de Barcelona supone la emisión de 5.545,8 toneladas de NOx por año, y 505,68 toneladas de PM10 (Partículas de Materia de diámetro entre 2,5 y 10 micrómetros), el 36% de estas emisiones corresponde a los buques de carga, el 29% a los buques portacontenedores, un 14% a los ferrys, y solo un 12% a los barcos de crucero.

Si hablamos de toda la ciudad, recibe el 59,9% de NOx del tráfico de vehículos, el 13% de la contaminación regional, un 11,2% de otras fuentes, un 7,6% del Puerto de Barcelona y un 8,3% de la industria local. Con todos estos datos sabemos que los cruceros son responsables de un 1,2% del NOx en la ciudad y del 0,23% de PM10. Así, mientras los automóviles, camiones y autobuses sigan quemando derivados del petróleo, poco podrán bajarse los niveles de contaminación en las ciudades.

En febrero de 2018 las mayores compañías de cruceros adquirieron el compromiso de eliminar los plásticos de un solo uso de sus barcos en el 2022.

Pero en medioambiente, muchas pequeñas acciones de mejora suponen un gran cambio, por ello el Puerto de Barcelona ha elaborado su Plan de Mejora de la Calidad del Aire del Port de Barcelona, que se enmarca en los planes regionales de alcance territorial superior elaborados por la Generalitat. Este plan consta de 25 acciones que se desarrollan en 53 actuaciones en ámbitos tan distintos como son la potenciación del transporte ferroviario, la reducción de emisiones de barcos y maquinaria de la terminal o el short sea shipping.

Sin duda, una de las acciones que mas repercusión tendrá en el tráfico de cruceros es la promoción del Gas Natural Licuado (GNL) como combustible tanto para barcos como para maquinaria de terminal y camiones. Para ello, el Port de Barcelona participa en varios proyectos I+D como CLEANPORT o CORE LNG Hive. En este último participa en cuatro programas piloto:
• Generador móvil de gas natural para suministrar electricidad a barcos durante su tiempo atracado en muelle.
• Adaptación a gas natural de carretillas pórtico de las terminales de contenedores.
• Modificación de una gabarra de bunkering para suministro de GNL en barcos.
• Diseño de un remolcador de gas natural.

No solo impulsa el desarrollo de nuevas tecnologías para utilizar gas natural como combustible, sino que, además, ha implantado una ambiciosa política de bonificaciones sobre la tasa de los barcos para incentivar la llegada de cruceros y barcos de carga más limpios. Puerto y Ayuntamiento llegaron a un acuerdo para desplazar toda la actividad de los cruceros al muelle adosado, dejando el entorno más cercano a la ciudad para disfrute ciudadano.

Siguiendo con las pequeñas acciones, también promoverá la renovación de toda la flota de vehículos del Port de Barcelona con vehículos 100% eléctricos, y la creación de la infraestructura necesaria para que esto sea operativo.

Sin duda, el sector público juega un papel fundamental como impulsor de nuevas fuentes de energía que mejoren la calidad del aire, y el compromiso del Port de Barcelona en ese sentido a buen seguro dará, en el medio plazo, buenas noticias en las mediciones medioambientales.

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