(Leer articulo original en la revista CruisesNews nº34…)
En 1922, Cunard ofreció la primera Vuelta al Mundo completa en el Laconia. Durante 130 días, sus pasajeros pudieron disfrutar de 22 escalas en los cinco continentes. Durante esos 93 años, Cunard se ha convertido en el referente mundial de este tipo de cruceros.
Desde noviembre de 1922, ningún otro armador ha ofrecido más cruceros, ni transportado más pasajeros en viajes Vuelta al Mundo que Cunard.
Antecedentes históricos
La primera vuelta al mundo la realizó Fernando de Magallanes en 1519. Duró más de tres años (1.082 días en concreto) y entre otras cosas supuso la muerte del propio Magallanes. Desde entonces, dar la vuelta al mundo es para cualquier mortal uno de las mayores aspiraciones que puede ambicionar.
Cunard es mundialmente reconocida como la pionera de la navegación trasatlántica a vapor, que inició una nueva era con la salida del Britannia desde Liverpool el 4 de julio de 1840. En 2015, Cunard celebró el 175 aniversario de ésta efemérides con varias celebraciones en Southampton, Liverpool, etc.
Otra de las innovaciones de Cunard al mundo marítimo, quizás menos conocida, es el crucero Vuelta al Mundo. La Primera Guerra Mundial supuso la generalización de varias innovaciones técnicas que permitieron que un buque pudiera ofrecer un crucero turístico alrededor del mundo: el uso del combustible liquido en lugar del carbón, las cámaras frigoríficas que permitían conservar alimentos durante periodos prolongados, las primeras instalaciones de ventilación a bordo, etc. Además, Estados Unidos surgió de esa contienda como una superpotencia, con una clase pudiente muy poderosa económicamente hablando, y ávida de conocer nuevos horizontes. La finalización del Canal de Panamá en 1914 supuso la posibilidad de ofrecer itinerarios que permitían embarcar desde las dos costas norteamericanas y evitar el largo rodeo por el Cabo de Hornos.
El primer crucero Vuelta al Mundo de Cunard
En esa situación de suficiencia técnica, y de pujanza financiera, y tras cicatrizar las heridos del conflicto bélico, Cunard se alió con American Express para ofrecer en noviembre de 1922 a bordo del Laconia el primer crucero Vuelta al Mundo, recreando cuatro siglos después la gesta de Magallanes. La primera circunnavegación duró 130 días, y ofreció un itinerario con 22 escalas hacia el oeste, primero por el Caribe y el Canal de Panamá, para luego atravesar el Pacifico, escalar en Extremo Oriente, y tras atravesar el Canal de Suez, volver a Nueva York cruzando el Mediterráneo y el Atlántico.
Sin embargo, ese invierno se comercializaron cuatro cruceros Vuelta al Mundo, aunque los otros tres buques (el Samaria, otro buque de Cunard, el Resolute, de la United American Lines, y el Empress of France, de la Canadian Pacific), zarparon de Nueva York en enero de 1923.
El Laconia había entrado en servicio en mayo de 1922 en la ruta entre Liverpool-Boston-Nueva York. No era un buque grande ya que solo arqueaba 19.695 toneladas, con una eslora de 183 metros y 2.200 pasajeros de capacidad en tres clases… más o menos los mismos que los actuales Queen Victoria y Queen Elizabeth, de 90.000 toneladas. En cruceros transportaba como máximo 400 pasajeros, que era aproximadamente la capacidad de sus camarotes de primera clase. Era un buque relativamente lento, ya que sus turbinas le impulsaban a 16,5 nudos. Esta ruta se suspendía en invierno ya que el puerto de Boston se helaba, por lo que este buque y sus gemelos (como el Samaria) estaban disponibles para cruceros. El Laconia realizó tres cruceros Vuelta al Mundo en 1923, 1924 y 1926.
Los camarotes de tercera clase se cerraban en estos cruceros. En su primer viaje alrededor del mundo, American Express anunció que “membership in the cruise would be restricted to 450.” Cunard quería vender la imagen de un country club exclusivo, en el que los pasajeros se llamaban a si mismos “Laconians”. Sin embargo, no todos los viajeros eran millonarios, y la mayoría pertenecia a clase medía americana. La capacidad del buque en cruceros Vuelta al Mundo era ligeramente superior a los pasajeros de primara clase que transportaba en el Atlantico (347), que ocupaban los mejores camarotes, aunque también se comercializaban algunos más económicos.
El Franconia. El rey del crucero Vuelta al Mundo entre Guerras
Sin embargo, si algún buque encarnó el encanto y la seducción que los cruceros Vuelta al Mundo ejercieron en la sociedad americana entre ambas guerras mundiales fue el Franconia. Era un gemelo del Laconia, y como aquel técnicamente no era un buque sobresaliente. Sin, embargo, Cunard rodeó al Franconia de una aureola de pionero, de explorador sempiterno, que recorría mares y océanos brindando a una élite la posibilidad de conocer países y civilizaciones remotas.
Entre 1923 y 1939, el Franconia ofreció dieciseis cruceros Vuelta al Mundo, siempre fletado por Thomas Cook. En todos ellos siguió más o menos el mismo patrón: zarpaba de Nueva York en la primera quincena de enero, y volvía a la ciudad de los rascacielos a finales de mayo, tras cuatro meses y medio de crucero, tras recorrer más de 35.000 millas naúticas. Su décimo séptimo crucero Vuelta al Mundo, un viaje de 148 días que iba a comenzar en Nueva York el 5 de enero de 1940, fue suspendido al declararse la Segunda Guerra Mundial.
Sus programas fueron de lo más variado, aunque siempre se ponía el acento en las escalas de Extremo Oriente (China, Japón, India), y del Pacifico Sur, como Australia, Nueva Zelanda, Bali, etc. En varias ocasiones negoció el Cabo de Buena Esperanza ofreciendo escalas en Sudáfrica, Madagascar, etc como opción al Canal de Suez, y nunca repitió un itinerario. Ofrecía escalas amplísimas: no ya el “overnight” tan en boga actualmente, sino incluso de tres o cuatro días, con lo que la inmersión en destino era incuestionable. Sus pasajeros, por ejemplo, desembarcaban en Calcuta, recorrían la India durante una semana o diez días, y volvían a embarcar en Bombay. Visitaban por ejemplo, la ciudad santa de Benares, que está a 1.532 kilómetros de Bombay. Las excursiones facultativas solían estar incluidas en el pasaje.
Sus alojamientos fueron considerados como particularmente elegantes: el salón principal era una reproducción de una posada inglesa, con paneles de roble y una chimenea rinconera de ladrillo; la sala de fumadores de 1ª clase era una reproducción de la casa de El Greco en Toledo; la librería era de las más grandes a flote; y disponía de un Spa con piscina, paddle y gimnasio.
Otro de los momentos de gloria del Franconia se produjo en enero de 1945, cuando Churchill, Roosevelt y Stalin se reunieron en Yalta, en el Mar Negro, para discutir la Europa de posguerra; y el buque de Cunard fue la base de la delegación británica.
Entre sus viajeros ilustres destaca un español, Vicente Blasco Ibáñez. El autor de “Los Cuatro Jinetes de la Apocalipsis” vivía exilado en su finca de la Costa Azul francesa, y súbitamente decidió realizar un viaje alrededor del mundo en el Franconia en 1923, que fue el primero del buque. Su experiencia a bordo, y sobre los lugares exóticos que va visitando, los recopilará en un libro titulado “La vuelta al mundo de un novelista”, que se publicará en tres volúmenes entre 1924 y 1925. Sus descripciones sobre Hawaii, Japón, China, India, etc recrean perfectamente un crucero de entreguerras, narrando como los pasajeros del Franconia se ponían con todo rigor el salacot, dado que eran, y también se sentían, verdaderos exploradores.
El crucero vuelta al mundo se ha convertido en la experiencia turística más sofisticada, y en el sueño de muchas personas.
El Caronia, la Diosa Verde de Cunard
La Segunda Guerra Mundial significó un parón lógico a los cruceros Vuelta al Mundo. Tras una postguerra muy dura, fue nuevamente Cunard la naviera que en 1951 ofreció la primera circunnavegación de la postguerra, utilizando un buque construido ex profeso para este tipo de viajes, el Caronia, que se iba a constituir en el digno sucesor del Franconia. Este primer crucero fue definido por la prensa como “The Outstanding Travel Event of a Decade!”. Fue un viaje hacia occidente, la primera de las dos únicas circunnavegaciones completas que realizó en ese sentido. Y también iba a ser la primera de las tres únicas ocasiones en las que atravesó tanto el Canal de Panamá, como el de Suez, en un crucero.
Para quien tuviera tiempo y dinero ¡esta era claramente la mejor manera de viajar! En apenas ciento once días, y disfrutando del barco más lujoso a flote, se recorrían más de 32.000 millas, con treinta puertos de escala en los cinco continentes, en los dos hemisferios. La mejor suite doble costaba 30.000 dólares, pero incluso en la cabina más barata se podía viajar entre lujo “for about 12 cents a mile!”, según su folleto. El itinerario es hoy tan atractivo como hace sesenta años: NY, Panamá, Acapulco, Los Ángeles, Honoulu, Fiji, Nueva Zelanda, Sydney, Noumea, Guadalcanal, Nueva Guinea, Bali, Singapur, Colombo, Bombay, Suez, Haifa, El Pireo, Nápoles, Villefranche, Gibraltar, Lisboa, Cherburgo y final en Southampton.
En 1951 también comenzó otra tradición del Caronia. Su crucero al Cabo Norte, que pronto se convertiría en una institución por derecho propio, con pasajeros que reservaban este año crucero año tras año. En los siguientes dieciséis años, este crucero se llevaría a cabo casi sin interrupción. Mientras que los acontecimientos mundiales podían ocasionalmente alterar el itinerario previsto en otros cruceros, el crucero Cabo Norte del Caronia siempre tuvo lugar en el mes fue de julio.
El siguiente crucero Vuelta al Mundo del Caronia tuvo que esperar hasta 1955. Ofreció novedades como la escala en Ciudad del Cabo, Madagascar y las Seychelles, mientras mantenía otras como India, Ceilán y Singapur. Este itinerario hacia el este, que se convirtió en un clásico, se repetía año tras año sólo con leves retoques y tenía la ventaja de disfrutar ampliamente del verano austral. En Sudafrica ofrecía incluso la posibilidad de realizar safaris; en India, se podía visitar Delhi o Benares, debido a su escala de una semana en Bombay. El trato a bordo era simplemente espectacular. Por ejemplo, en el crucero Vuelta al Mundo de 1957, los 529 pasajeros fueron atendidos por una experta tripulación de 693 tripulantes ¡Si, en esos años, en los cruceros de lujo había más pasajeros que tripulantes! Sin embargo, por aquel entonces, los españoles que disfrutaban de estos viajes eran muy escasos. De hecho, en el rol del de 1957 sólo aparecían dos compatriotas: Eladio Corchón Fernández y Eudaldo Viñas Riega, ambos de Barcelona; y no vuelve a aparecer españoles en las listas hasta 1965 para que Don Manuel Viladomiu Portabella y señora aparezcan como pasajeros.
Estas vueltas al mundo muestran una tendencia a la reducción de la duración del crucero: de los 140 días del Franconia de preguerra, se pasa a entre 105 y 110 días en los primeros cruceros del Caronia, que se acentuó en los últimos años con itinerarios que generalmente no superaban los 95 días. La media de escalas del Caronia era aproximadamente la misma que la del Franconia: entre 20 y 25 puertos en más de 15 países. Y muchos días de navegación.
El Caronia ofreció catorce cruceros Vuelta al Mundo entre 1951 y 1967 (realmente fueron trece, porque el de 1962 no fue realmente una circunnavegación, sino un crucero alrededor del Pacífico, pero de 90 días de duración). De ellos once fueron hacia Oriente y sólo dos hacia Occidente. En durante su vida recibió constante renovaciones, de tal manera que fue uno de los primeros buques dotados 100 % de aire acondicionado. En 1965 fue dotado de una nueva cubierta exterior a popa con piscina. Pero en 1967 Cunard decidió venderle, por lo que no pudo llevar a cabo su quinceava Vuelta al Mundo en 1968, cuyo folleto ya había sido publicado. En 1955, un crucero Vuelta al Mundo de 106 días costaba entre los 2.950 dólares/persona en un camarote con dos literas, y los 32.000 dólares de una suite. En su última circunnavegación en 1967, que duró 95 días, los precios oscilaban entre 2.895 y 29.000 dólares. En doce años los pasajes no habían subido fruto de la competencia entre navieras.
Las Vueltas al Mundo del QE2
La venta del Caronia, que coincidió con las del Queen Mary y del Queen Elizabeth, significó el final de una época. Pero Cunard estaba decidida a mantener su presencia como el principal armador de cruceros de larga distancia, y decidió utilizar para ello su nuevo buque, el Queen Elizabeth 2, entregado a finales de los sesenta y que durante casi cuarenta años se convirtió en la referencia de la industria del crucero, ofreciendo un total de veintiséis cruceros Vuelta al Mundo.
El QE2 realizó su primer crucero Vuelta al Mundo en 1975, debido la recesión que siguió a la crisis del petróleo de 1973. En ese periplo visitó veintitrés puertos en 92 días. El folleto editado para la ocasión por Cunard indicaba que “Because QE2 is faster than the average cruise ships you spend more time in port”. De 23 escalas, once eran “overnights” en las que el buque permanecía dos (Nueva York, Rio de Janeiro, Cape Town, Durban, Mombasa, Bali, Kobe y Honolulu), o incluso más noches (cuatro en Bombay, tres en Hong Kong, etc).
Entre las secuelas de la crisis del 73 destacó una subida de los precios del combustible, que afectó a los pasajeros de este crucero, ya que tuvieron que pagar un plus de combustible. Los precios, en libras esterlinas, estaban entre 2.360 por un camarote interior en la cubierta 5, a 9.580 por un exterior. Tal como ocurría en el Franconia y en el Carmania, el QE2 ofrecia camarotes individuales. Y siempre mantuvo la salida desde Southampton y Nueva York en enero, mientras sus competidores la cambiaban por otras en latitudes más cálidas, como Fort Lauderdale o Miami.
Su Queens Grill, que durante muchos años fue considerado por los críticos como uno de los mejores restaurantes a flote, ofrecía turno abierto y open seating, además de su propio salón privado, el Queens Grill Lounge.
A este primer crucero le siguieron otros veinticinco alrededor del mundo, cinco de ellos hacia el este y el resto hacia el oeste. En sus últimos años, desde 1991, todas las circunnavegaciones del QE2 fueron hacia el oeste. Para seguir ofreciendo itinerarios atractivos, cuando un buque tiene una historia tan dilatada como la del QE2, los itinerary planners tienen que extremar su imaginación: en su último crucero Vuelta al Mundo hacia el este (1986), el QE2 pasó a través del Canal de Panamá (lo que suele suponer un crucero hacia el oeste), pero en su lugar costeo la fachada atlántica de Sudamérica para pasar el Cabo de Hornos. Luego navegó hacia el norte hasta Rio de Janeiro coincidiendo con el Carnaval; cruzó el Atlántico hasta Ciudad del Cabo, donde pasó el Cabo de Hornos, para luego atravesar Indico y Pacifico para volver a Nueva York atravesando de nuevo el Canal de Panamá. Sólo una naviera como Cunard puede ofrecer un crucero Vuelta del Mundo completo atravesando dos veces el Canal de Panamá.
En sus cruceros Vuelta el Mundo hacia el oeste, sólo en ocho ocasiones siguió el itinerario estándar atravesando primero el Canal de Panamá y luego el Suez. Tampoco en ninguno de sus itinerarios al este siguió esa ruta estándar a la inversa (primero Suez y luego Panamá); en estos últimos siempre costeó Sudamérica antes de atravesar el Atlántico Sur hasta Ciudad del Cabo, para luego seguir por la costa oriental de África hacia el Indico. Los puertos de Sudáfrica también fueron visitados en la mitad de los cruceros hacia occidente del QE2. Este fue el itinerario estándar del Caronia, que permitía aprovechar el verano austral, y evitar la violencia política de Oriente Medio que implicaba atravesar el Canal de Suez. Así, en 1991, el QE2 brindaba un itinerario que atravesaba esa región en marzo, pero en enero de 1991 Cunard lo rediseñó, evitando el Canal de Suez y el Mediterráneo. En su lugar, el QE2 rodeó África y aún llegó a Southampton el 3 de abril, tal como estaba programado, lo que dice mucho a favor de los motores del buque.
En lo referente a la duración de las circunnavegaciones, el QE2 siguió durante casi toda su carrera la senda del Caronia de ofrecer itinerarios de menos de 100 días de duración. Incluso de 1979 a 1982 brindo viajes Vuelta al Mundo de 80 días, recreando la hazaña de Phileas Fogg, el famoso personaje de Julio Verne. Pero a mediados de los años noventa, Cunard comenzó a apostar por cruceros más largos, de más de cien días, que hoy se han convertido en estándar, aunque sin llegar a 140 días del pionero Franconia. Mas escalas y mas extendidas, menor consumo de combustible, etc. son alguna de las ventajas de estos cruceros más largos.
El QE2 siguió navegando para Cunard hasta 2008, llegando a sobrepasar los 40 transitos del Canal de Panamá y diez del de Suez. Ese año fue excepcional para Cunard ya que ofreció dos Vuelta al Mundo históricas, el crucero inaugural del Queen Victoria, y el 26º y último del QE2. Éste último no fue realmente una circunnavegación, sino un crucero extendido alrededor del Pacífico de 90 días de duración. En su crucero de despedida, el QE2 cruzó el Atlántico con el Queen Victoria, y las tres reinas se encontraron en Nueva York el 13 de enero de 2008, denominado en el primer “Three Queens Royal Rendezvous”.
Vicente Blasco Ibáñez describió perfectamente un crucero vuelta la mundo en su obra “La vuelta al mundo de un novelista”.
Absorción de navieras rivales en cruceros Vuelta al Mundo
La venta del legendario Caronia en 1967 dejó a Cunard fuera del mercado de los cruceros Vuelta al Mundo durante casi una década, lo que fue aprovechado por otros armadores para llenar ese huevo. Uno de los principales beneficiarios fue Norwegian America Line, que en 1965 había recibido un buque construido casi a imagen y semejanza del Caronia: el Sagafjord.
El 8 de enero de 1966 comenzó su primera circunnavegación desde Nueva York, un viaje de 93 días al este siguiendo el itinerario típico del Caronia: Sudáfrica, Extremo Oriente, Pacifico y del vuelta a la ciudad de los rascacielos por el Canal de Panamá. En esos primeros años, el Sagafjord ganó una merecida fama como uno de los buques más lujosos y elegantes del mundo. En mayo de 1983, Cunard decidió comprar Norwegian America Cruises y sus dos buques, Sagafjord y Vistafjord. Tal era la fama de ambos que el armador británico prefirió seguir explotándolos sin cambio de nombre ni de tripulación, con la única excepción del cambio de colores en la chimenea.
Sin embargo, solo un año más tarde, ya comenzó a ofrecer promociones novedosas, como aplicar a los cruceros Vuelta al Mundo el concepto “one way Concorde flight” que tan buenos resultados había dado en las travesías trasatlánticas del QE2. Así, en el crucero las Vueltas al Mundo 1985 del QE2 y del Sagafjord, ambos coincidieron en Sydney, donde los pasajeros podían cambiar de buque. Además, aquellos que compraron sólo un segmento del crucero fueron transportados a Hong Kong, Rio, Singapore, Sydney y Ciudad del Cabo en Concorde. Muchas pasajeros americanos preferían el Sagafjord al QE2 porque era más intimo (sólo 400 pasajeros) y elegante. Cunard comercializó de esta manera durante más de una década dos cruceros Vuelta al Mundo en dos auténticas leyendas a flote, hasta la retirada del Sagafjord, que navegó para Cunard hasta 1996.
El final de su biografía, el Sagafjord había completado 44 cruceros Vuelta al Mundo para tres armadores diferentes, superando a leyendas como el QE2, Caronia y Franconia.
El 30 de junio de 1994, Cunard compró Royal Viking, el operador de lujo propietario del Royal Viking Sun, por 170 millones de dólares. Tal y como ocurrió con el Sagafjord, el único cambio que Cunard introdujo fue pintar la chimenea de rojo, y continuó explotándolo sin cambio de nombre. En 1995 Cunard ofreció por primera vez en la historia tres cruceros Vuelta al Mundo, en el QE2, Sagafjord y Royal Viking Sun. En 1996 repitió esta apuesta con los mismos buques, pero sólo acabó la del QE2 porque el Sagafjord tuvo un incendio y el Royal Viking Sun una varada.
75 aniversario del primer crucero Vuelta al Mundo
En 1997, Cunard celebró por todo lo alto el 75 aniversario del primer crucero Vuelta al Mundo del Laconia, con dos circunnavegaciones a bordo del QE2 y del Royal Viking Sun, que volvieron a repetir un año más tarde.
Sin embargo, en 1998, Cunard fue comprado por Carnival, y ese hecho fue el comienzo de muchos cambios. La marca Cunard estaba diluida junto a otras como Royal Viking, Sea Goddess, o Norwegian America Cruises. El trasatlántico, símbolo de la Cunard centenaria, representado entonces por el QE2, compartía colores con buques de crucero del tamaño de yates, los gemelos Sea Goddess, en una mezcla de marketing complicado.
Sus nuevos armadores decidieron recuperar el esplendor de la época del Franconia y del Caronia basándose en dos marcas muy poderosas: “Cunard”, y “Queen”. Como producto de lujo, Cunard tiene una gran ventaja sobre sus competidores: sus 150 años de historia asociados a la opulencia y a la calidad. Y la marca “Queen” aplicada a sus buques evocaba la conquista de la Banda Azul, el lujo de los apartamentos donde viajaron Churchill o los duques de Windsor, y la gastronomía de sus Queen y Prince Grills. El gran mentor de esta vuelta a los orígenes fue Micky Arison, aunque realmente fue Larry Pimentel (presidente de Cunard entre 1998 y 2001) quien diseño esta estrategia.
El Queen Mary 2
El 8 de enero de 2004, la reina Isabel II bautizó en Southampton al Queen Elizabeth 2, el nuevo trasatlántico de Cunard. La entrega del QM2 recibió una cobertura sin precedentes de todos los medios de comunicación, recuperando el protagonismo “mediático” que tuvieron sus antecesores de los años treinta: el primer Queen Mary, el Normandie, el Queen Elizabeth, etc. Quizás el motivo más importante es porque realmente se le podía aplicar con propiedad el romántico nombre de “trasatlántico”. No era un buque de crucero convencional, sino que estaba preparado tanto para navegar en el Atlántico norte, como para ofrecer cruceros de lujo Vuelta al Mundo.
La entrada en servicio del QM2 supone el último hito del relanzamiento de Cunard. En abril de 1998 Carnival Corp, junto con un grupo de inversores noruegos, compró Cunard al grupo industrial anglo-noruego Kvaerner por 496 millones de dólares. Un mes después, Carnival creo Cunard Ltd. e integró en esa compañía las flotas de Seabourn y de la propia Cunard, creando el mayor operador de cruceros de lujo. Además, casi simultáneamente, los nuevos dueños de Cunard reordenaron su división de lujo. Por una parte, todos los buques “yacht like” y el Royal Viking Sun se integraron en la marca Seabourn, mientras que la marca Cunard se configuró en torno al Queen Elizabeth 2 y al Vistafjord, que fue rebautizado Caronia y registrado bajo pabellón inglés. Por primera vez en mucho tiempo, Cunard ofrecía un producto homogéneo, basado en su sólida tradición marítima de décadas, en el refinamiento inglés y en el romanticismo de las travesías trasatlánticas.
Un año después, en octubre de 1999, Carnival compró el 100 % de Cunard Line. La realidad en aquel instante era contradictoria: un activo comercial notable, la marca Cunard, disponía de una flota que estaba formada por dos buques construidos hace más de 25 años, con mucho nombre e historia, pero con unas instalaciones comunes y cabinas fuera de mercado. Era necesario asociar de nuevo realmente la marca Cunard con la opulencia de los trasatlánticos de la primera mitad del siglo XX. Fue entonces cuando se tomó la decisión de construir el Queen Mary 2.
El trasatlántico más grande jamás construido
La dimensión del QM2 es realmente colosal: 150.000 toneladas, dos veces más grande que su predecesor, el QE2. Sus más de 2.500 pasajeros de capacidad, disfrutan de un ratio trb/pax elevado, y su teatro, su restaurante principal,etc permiten comprobar la magnitud del QM2. Su tamaño es justo el doble de buques que transportan igual número de pasajeros. Como consecuencia, es posible sentir hasta soledad en sus cubiertas, mientras que sus amplios salones absorben bien al pasaje y la circulación es siempre fluida en sus anchos pasillos. Es un buque con personalidad propia que se destila en casi todas sus dependencias, con un aire siempre elegante y discreto, muy británico, casi sin detalles o combinaciones de colores altisonantes, en el que cualquier europeo se siente a gusto.
En el Queen Mary 2 en muy sencillo encontrar el sabor inglés que uno espera encontrar en un buque de Cunard. La sala de baile Queen’s Room impresiona por su tamaño, y por su pista de baile, la más grande a flote. En el Winter Garden, otra herencia de los antiguos Queen de la Cunard, se sirve el clásico té inglés a las cinco de la tarde, en medio de una decoración tropical.
El QM2 tiene hasta 10 restaurantes. El más grande de todos es el restaurante Britannia, aunque los pasajeros de los camarotes más caros (apartamentos, suites y junior suites) comen en los famosos Grill de Cunard. Por tanto, el Queen Mary 2 es, en este aspecto, un buque con dos clases de pasaje, como sus ilustres predecesores. Es la única segregación a bordo, ya que el resto de los servicios es común a todos los pasajeros.
El King’s Court, que ocupa la parte central de la cubierta 7, funciona durante el día como buffet para desayunos y comidas informales, sin acceso a las cubiertas con piscina, pero con unos espléndidos miradores sobre la cubierta de paseo. Además, el QM2 acoge el primer restaurante a flote del chef norteamericano Todd English, especializado en cocina mediterránea, está situado a popa de la cubierta 8.
La oferta de camarotes del Queen Mary 2 es muy extensa, ya que se comercializan hasta más de veinte tipos diferentes. Los más lujosos son los cinco apartamentos duplex, de más de 150 m2, situados a popa de las cubiertas 8 y 9, dotados de ascensor privado y de un gran mirador a popa que domina la estela del buque. Las cuatro suites reales, que miden entre 80 y 100 m2, ofrecen magníficas vistas a proa. Los 944 camarotes con balcón, están dispuestos en cuatro cubiertas completas, tienen 18 m2.
Primer crucero Vuelta al mundo del QM2
Tras su entrada en servicio en 2004, el QM2 asumió la titánica labor de sustituir a una leyenda: el QE2. Ambos compartieron una travesía trasatlántica en abril de ese año, que fue la primera del QM2 y la última del QE2. Pero el viejo Queen Elizabeth 2 que se dedicó exclusivamente cruceros, incluyendo los Vuelta al Mundo, hasta su retirada en 2008. Este hecho hizo que la primera circunnavegación del Queen Mary 2 se retrasara hasta 2007. Las circunnavegaciones del QM2 están condicionadas porque sus dimensiones le impiden pasar por el Canal de Panamá. Por eso, de las diez Vueltas al Mundo que realizará entre 2007 y 2017, siete no son verdaderas circunnavegaciones, como por ejemplo la ofrecida en 2013. En las otras tres ocasiones, el QM2 navegó hacia el oeste, rodeando Sudamérica para pasar por el Cabo de Hornos, como vía alternativa para llegar a Australia, un destino que se ha repetido en los diez cruceros.
La duración de los cruceros Vuelta al Mundo del QM2 también ha ido creciendo con el tiempo, para ahorrar combustible y ofrecer escalas más amplias. Sus dos primeras circunnavegaciones duraron alrededor de 80 días, con aproximadamente 20 escalas. Desde 2010 todas duraron más de 100 días; y la próxima de 2016 durará 122 días, con 39 escalas.
Un crucero Vuelta al Mundo ofrece la posibilidad de visitas ciudades y países remotos. Una semana podemos estar en Sidney, la siguiente en Shanghai o Tokio. El mes próximo disfrutaremos de San Francisco, de Barcelona, o quizás cruzaremos el Canal de Panamá… y sin deshacer la maleta.
Queen Victoria y Queen Elizabeth
Continuando con la renovación de la flota para reemplazar al Caronia, tras su venta a finales de 2004, Cunard pensó más en los cruceros Vuelta al Mundo que en las travesías trasatlánticas, que ya están cubiertas por el QM2. El resultado fue el Queen Victoria, entregado en 2007, que no es un verdadero trasatlántico Cunard por potencia y robustez, pero que si dispone de reserva de máquina y casco muy superiores al de la mayoría de los buques de crucero. Su diseño permite negociar las esclusas del Canal de Panamá, lo que ha supuesto una importante ventaja a la hora de planificar sus itinerarios. Sin embargo, interiormente incorpora todos los elementos clásicos que distinguen a este armador. Sus pasajeros pueden disfrutar de los Queen’s y del Princess Grills, del restaurante Britannia, del teatro Royal Court, del Queens Room, etc.
Su estreno en los cruceros Vuelta al Mundo no llegó hasta un año más tarde, coincidiendo con la venta del QE2. El día de Reyes de 2008 comenzó en Southampton su primera circunnavegación, de 99 días de duración. Una semana más tarde coincidió en Nueva York con el QM2 y QE2. Y esta efeméride se repitió en Southampton al finalizar el crucero, el 22 de abril. Es indudable que el Victoria tuvo unos padrinos sobresalientes. En los siguientes diez años, hasta 2017, el buque ha brindado ocho Vueltas al Mundo, todas en dirección Oeste.
Su gemelo Queen Elizabeth fue amadrinado, como el QM2, por la Reina Isabel II en 2010. Y en enero de 2011 comenzó su primer crucero Vuelta al Mundo. Y como Cunard es pura tradición, tal y como le ocurrió al Queen Victoria, el 13 de enero los tres Queen de Cunard coincidieron en Nueva York. Y luego volvió a coincidir con el QM2 en varias escalas, como Sydney y Dubai.
2013 fue el primer año en el que las tres Reinas de Cunard ofrecieron cruceros Vuelta al Mundo desde 1996: el Queen Victoria brindó una circunnavegación completa, el Queen Elizabeth un crucero de 91 días por el Pacifico Sur hasta Nueva Zelanda, y el Queen Mary 2 un viaje a Australia, Japón, China y Sudáfrica de 106 noches.
Desde entonces, y hasta 2017, durante cinco años Cunard ha repetido la oferta de crucero Vuelta al Mundo con sus tres buques, que ya suman en un total de diecisiete Vueltas del Mundo desde que navegan juntos, a las que hay que sumar la seis que brindarán en 2016 y 2017.
¿Qué es un crucero Vuelta al Mundo?
En primer lugar debe ser claro acerca de lo que constituye un crucero por el mundo. Muchas compañías comercializan cruceros largos (60 días más) bajo nombres como “World Cruise” o “Great Cruise”, pero en algunos casos no ofrecen una circunnavegación completa. Pero esta circunstancia puede ser incluso positiva para algunos pasajeros.
Un crucero vuelta al mundo real tiene un problema espinoso: una mayoría de pasajeros prefiere una escala a un día completo de navegación. Sin embargo, una circunnavegación completa ofrece el producto contrario: por ejemplo en el crucero Vuelta al Mundo del QM2 en 2012 tenía 67 días de mar y 43 días en puerto, con un total de 38 escalas. O en la circunnavegación completa 2016 del Queen Victoria de 120 días, 72 se disfrutan en el mar, otros más en “scenic cruise” (por ejemplo, atravesando los Canales de Suez o Panamá, o navegando junto a la Gran Barrera de Coral australiana); y de los 26 puertos visitados, sólo en tres ocasiones, durante cuatro meses pasará la noche en puerto (en Sydney, Ciudad del Cabo y San Francisco). Cruzar el Atlántico y sobre todo, el Pacífico, supone para un itinerary planner añadir un mínimo de 20 días de mar. Y la mayoría de los cruceros ofrecen sólo una o dos escalas en el Pacíifico, normalmente en Papeete (Polinesia Francesa) y Samoa, si van a Australia; o Hawaii si navegan más al norte rumbo a China o Japón. Vicente Blasco Ibañez describe en su libro este hecho perfectamente, destacando los seis días de navegación entre San Francisco Y Hawaii; o los diez entre Honolulu y Japón a bordo del Franconia.
Para ofrecer otra opción a esta situación, Cunard inventó la Vuelta al Mundo parcial, que permitía enfatizar el crucero en un océano o continente determinado, además de ofrecer más escalas. Por ejemplo, en 1952, el Caronia ofreció el “Great Africa – India Cruise” de 110 días de duración, que evitaba el Pacifico y que ofrecia, por ejemplo, una escala de una semana en Ciudad del Cabo, con safari incluido; o una de 9 días en Bombay. Este concepto, si bien es cierto que con escalas menos generosas, sigue presente en la oferta de Cunard. La imposibilidad de negociar las esclusas del Canal de Panamá por el QM2 ha obligado al armador británico, para evitar el rodeo de Sudamérica por el Cabo de Hornos, a potenciar esta opción.
Guía para una Vuelta al Mundo
Si va a reservar una Vuelta al Mundo en crucero, hágalo con la naviera que los inventó en el siglo pasado: Cunard. Haga sus maletas, embarque en el Queen Mary 2, el Queen Victoria o el Queen Elizabeth y viaje con el confort más refinado en un transatlántico de la flota de lujo más moderna del mundo.
Como vestir en el crucero:
DURANTE EL DÍA: El vestuario informal es el más indicado en todo el barco. Las noches en todos los cruceros se catalogan en vestuario de etiqueta, semi-etiqueta o informal elegante, incluyéndose las sugerencias al vestir en el programa diario del barco. De todas formas, incluso en las noches formales, el atuendo informal elegante es perfectamente aceptable en algunos restaurantes alternativos.
DE ETIQUETA: Traje oscuro y corbata o traje de etiqueta para los caballeros. Vestido de noche u otro vestuario elegante para las damas. Condecoraciones militares y medallas son apropiadas, aunque en nuestro país no sea muy usual. Disponemos de una amplia variedad de vestuario de etiqueta para caballeros a bordo, tanto para su alquiler como para compra.
SEMI-ETIQUETA: Chaqueta y corbata para los caballeros. Vestido de cocktail o traje pantalón para las damas. No se admiten pantalones vaqueros.
INFORMAL ELEGANTE: Chaqueta, no es necesaria corbata para los caballeros. Vestido, falda o pantalones para las damas. No se admiten pantalones vaqueros.
EN TIERRA: Es preferible ropa cómoda para las excursiones, que durante su vuelta al mundo serán muchas y variadas. Incluso en climas cálidos, puede refrescar en cubierta, así que le recomendamos alguna prenda de abrigo. Es recomendable llevar un impermeable ligero y paraguas, y utilizar vestuario apropiado para visitar santuarios, iglesias y templos. Así como calcetines por si se va a entrar en mezquitas o algún templo que nos obligue a hacerlo descalzos.
La oficina del Sobrecargo es el centro financiero del buque. La divisa oficial en todos los barcos es el dólar USA. Para su comodidad, le solicitaran registrar su tarjeta de crédito en el momento del embarque. La mayoría de los gastos a bordo se cargan en su cuenta. El cambio de moneda en diferentes países, se efectuará a bordo del propio barco.
Cunard ofrece un seguro médico especial para sus vueltas al mundo. Este seguro cubrirá al pasajero ante todo tipo de improvisto, tratamiento y/o enfermedad durante el crucero. Si el pasajero necesita tratamiento específico cada cierto tiempo, (como por ejemplo Sintrón, insulinas, etc.), este seguro médico le cubrirá, así como las las pruebas que necesite hacerse a bordo.
Sugerimos una póliza de seguros diferente para los cruceros parciales o completos de la Vuelta al Mundo, 1.500 – 3.000 o 5.000⇔ de cancelación.
Infórmense también de los visados necesarios para poder desembarcar en todos los puertos de escala.
Durante su vuelta al mundo usted podrá contactar a través de mail con sus familiares y amigos, ya que dispone de acceso en el centro de Internet o a través de su portátil con Wi-Fi en las cabinas y zonas públicas. Además, se pueden utilizar los teléfonos móviles a bordo, consulte con su proveedor de servicios antes de la salida si puede utilizar su teléfono en alta mar. Todos los centros de Internet de las naves ofrecen conexión vía PC. Los clientes con ordenadores portátiles pueden acceder a la web a través de nuestra red wireless, disponible en todas las cabinas y en la mayoría de áreas públicas. Existe un cargo adicional por el uso de estos servicios.
A la hora de hacer el equipaje, conviene saber que los buques de Cunard disponen de lavandería completa y tintorería, que se cargará directamente a su cabina. También dispone de auto lavandería, secadora y facilidades para el planchado.
Segmentos de una Vuelta al Mundo
Aunque no hay estadísticas al respecto, sólo alrededor de un tercio de los pasajeros de un crucero Vuelta al Mundo realizan el viaje completo, mientras que el 66 % restante optan por un sector del viaje. Los itinerary planner deben tener en cuenta esta realidad y diseñar el itinerario como una sucesión de cruceros, o incluso incluir cruceros redondos completos dentro de la circunnavegación. Cunard comenzó a ofrecer esta posibilidad en el Franconia y Caronia, en segmentos como Nueva York-Los Ángeles, o Nueva York – Europa, con vuelta usando sus servicios regulares por el Atlántico. Esta opción suele venderse como un paquete combinado con estancia en hoteles y/o circuitos, antes y/o después de embarcar, lo que permite una mayor inmersión en destinos como Australia, Africa o Asia. Un crucero Vuelta al Mundo de Cunard puede incluir hasta sesenta combinaciones diferentes de segmentos. O incluso incluir un crucero redondo dentro del mismo, como una circunnavegación completa de Australia de 22 días, tal como ofreció el QM2 en 2012 o en 2014. Otro aspecto a cuidar por el armador es la convivencia entre los que hacen la circunnavegación completa, y aquellos que sólo disfrutan de sectores, en aspectos como plazas en excursiones facultativas, turno de cenas, etc.
El segmento puede llegar a ser la mitad del crucero (por ejemplo, Southampton-Sydney), con lo que de facto el crucero tiene dos puertos base. Este producto se ha desarrollado extraordinariamente en los últimos años gracias al incremento, y a la reducción de precios, en los vuelos intercontinentales. E incluso ha supuesto la introducción de escalas, como Dubai, en las que nunca atracaron el Franconia o el Caronia (y sólo desde 1997 el QE2) sola y exclusivamente por las conexiones aéreas que ofrecen sus aeropuertos. Si en los ochenta Cunard uso el Concorde como compañero del QE2, hoy son los Airbus A380 de Quantas o de Emirates sus mejores aliados.
Como Cunard es uno de los dos armadores que ofrece hasta tres cruceros Vuelta al Mundo anuales, puede ofrecer los denominados cruceros boomerang. Estos combinan segmentos en dos buques Cunard con estancias en Australia, ofreciendo una inmejorable manera de conocer nuestras antípodas y el Pacífico Sur. En 2015, por ejemplo, el crucero boomerang era de 57 días: se embarcaba en el Queen Elizabeth en San Francisco en febrero hasta Sydney. Allí el pasajero disponía de ocho días para visitar Australia, y luego volvía desde Sydney a Los Angeles en el Queen Victoria.
Muchos expertos recomiendan disfrutar de un segmento como la mejor vía de descubrir si un crucero Vuelta al Mundo se adapta a nuestros requerimientos. Cunard y el resto de las navieras ofrecen paquetes que incluyen estancias en hoteles, circuitos y vuelos coordinados con los segmentos de un crucero Vuelta al mundo. Pero no solo hay que contar los días de mar, también hay que comprobar la duración de las escalas. Los armadores quieren ahorrar combustible, por lo que sus buques navegan más lentos. Esto significa circunnavegaciones más prolongadas. Pero también se puede ahorrar disminuyendo el tiempo a disfrutar en las escalas, reducción una hora o varias horas en cada puertos. Los buques de Cunard ofrecen una velocidad de crucero más alta que la de sus competidores, lo que supone más escalas, más tiempo en los puertos, y más escalas “overnight”.
Otra ventaja de la flota Cunard es que está diseñada para las galernas del Atlántico Norte. En el caso de aparecer mal tiempo, son buques muy estables, y además ofrecen una amplia selección de opciones gastronómicas y de ocio, algo muy a tener en cuenta en un crucero largo.